Desde las aguas frías del Cantábrico hasta las estanterías de Mercadona, las anchoas emprenden un viaje que trasciende fronteras, culturas y procesos industriales
Este periplo, que podría parecer sorprendente para el consumidor medio, es un reflejo de la globalización en la industria alimentaria y, en particular, del sector de las conservas de pescado. Cuando hablamos de anchoas del Cantábrico, nos referimos a un producto que, por su denominación, evoca imágenes de pesca tradicional en las aguas del norte de España. Sin embargo, la realidad detrás de este producto es mucho más compleja y fascinante. Las anchoas capturadas en el Cantábrico inician un viaje que las lleva a ser procesadas en Marruecos, una práctica que responde a estrategias empresariales enfocadas en la eficiencia y la reducción de costes.
La globalización en el plato: cómo las anchoas del Cantábrico viajan a Marruecos para su envasado
La decisión de envasar las anchoas en Marruecos no es arbitraria. Se basa en una lógica empresarial que busca optimizar recursos y aprovechar las ventajas que ofrecen diferentes geografías. Marruecos, con su proximidad geográfica a España y un coste laboral más competitivo, se presenta como un destino ideal para el procesamiento de estas anchoas. Esta estrategia permite a empresas como Francisco Gil Comes, proveedor de Mercadona, ofrecer un producto de calidad a un precio más accesible para el consumidor final.
Esta práctica, lejos de ser una excepción, es común en la industria alimentaria, donde la búsqueda de eficiencia y la reducción de costes operativos son cruciales para mantener la competitividad en el mercado. El envasado de anchoas en Marruecos es un ejemplo claro de cómo la globalización afecta a la cadena de suministro alimentaria, permitiendo que los productos atraviesen continentes antes de llegar a nuestra mesa.
Sin embargo, esta dinámica global no resta valor al origen del producto. Las anchoas del Cantábrico mantienen su denominación gracias a su lugar de captura, un factor que sigue siendo un distintivo de calidad y sabor. La denominación “del Cantábrico” asegura al consumidor que está adquiriendo un producto capturado en unas aguas conocidas por su riqueza y biodiversidad.