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¿Se avecina otro “Lunes Negro” en los mercados financieros?

Recordando el Lunes Negro de 1987

El término “Lunes Negro” se asocia inevitablemente con el 19 de octubre de 1987, una fecha que marcó uno de los mayores desplomes en la historia de los mercados financieros. En un solo día, los mercados de valores a nivel mundial se desplomaron de manera drástica. La caída comenzó en Hong Kong y, a medida que avanzaba el día, se extendió hacia Europa y finalmente llegó a Estados Unidos, siguiendo los husos horarios internacionales. El índice Dow Jones sufrió una caída monumental de 508 puntos, lo que representaba un descenso del 22,6 %, situándose en los 1739 puntos. Este pánico financiero tuvo efectos devastadores a nivel global: los mercados de Hong Kong se desplomaron un 45,8 %, Australia un 41,8 %, Reino Unido un 26,4 %, Estados Unidos un 22,6 % y Canadá un 22,5 % hacia finales de octubre.

Factores que podrían desencadenar un nuevo desplome

Con la creciente incertidumbre económica global, muchos se preguntan si estamos al borde de otro “Lunes Negro”. Las tensiones comerciales entre las principales economías del mundo, la inestabilidad política en diversas regiones y los efectos residuales de la pandemia de COVID-19 han creado un ambiente de volatilidad en los mercados financieros.

Además, los aumentos en las tasas de interés por parte de los bancos centrales, diseñados para combatir la inflación, podrían tener un impacto negativo en los mercados. La alta inflación está reduciendo el poder adquisitivo de los consumidores, lo que a su vez puede disminuir la demanda y afectar las ganancias corporativas. Si los inversionistas pierden la confianza en la capacidad de las empresas para mantener sus beneficios en este entorno económico desafiante, podríamos ver una venta masiva de acciones similar a la de 1987.

Lecciones del pasado y preparativos para el futuro

A pesar de las preocupaciones, es importante recordar que los mercados financieros han aprendido lecciones valiosas del pasado. Después del Lunes Negro de 1987, se implementaron diversas medidas de seguridad para prevenir un colapso similar. Los mecanismos de “circuit breakers”, que detienen temporalmente el comercio en caso de caídas significativas, se introdujeron para evitar el pánico y proporcionar a los inversores un tiempo para evaluar la situación.

Además, los reguladores financieros y las instituciones han mejorado sus sistemas de vigilancia y monitoreo para identificar y mitigar riesgos potenciales antes de que se conviertan en problemas sistémicos. Estas medidas no garantizan que un desplome no ocurra, pero sí ayudan a minimizar su impacto y a manejar la situación de manera más efectiva.

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