Los participantes del programa de Julio Armas llegaron a decepcionar al doctor por su actitud pasota ante sus indicaciones
Una nueva entrega de Un doctor en mi casa puso uno de los principales problemas médicos de la sociedad a vista de todos. Y es que la obesidad es una de las enfermedades que reina en todo el mundo, lleno de comida basura y las comodidades del hogar. En anteriores entregas también pudimos ver otros problemas comunes, como la narcolepsia o la endometriosis. Estas dos causan un trastorno en las vidas de quienes lo sufren, impidiendoles realizar sus actividades cotidianas.
Pero en este caso como hemos señalado anteriormente, Un doctor en mi casa se ha centrado en la obesidad. En concreto, Julio Armas se trasladó a Granada para ayudar a una pareja que habían probado todas las dietas del mundo sin ningún éxito. David y Ana pesaban 172,5 kilos y 127,5 kilos respectivamente, y se pusieron en contacto con el programa para obtener ayuda ya que quieren ser padres. Algo que se les pone cuesta arriba por sus problemas de peso.
Ambos afirmaron llevar una vida sedentaria, llena de comida basura y comidas de empresa. Dijeron que su mejor plan era sentarse en el sofá a ver una película, mientras cenaban pizza traída a domicilio. Además, alegaron que les resultaba muy difícil decir que no a una comida. Y justamente esto es lo que quiso poner a prueba el doctor del programa.
Para ello, el conductor de Un doctor en mi casa les organizó un almuerzo ficticio para ver si seguían las pautas que les había encomendado. Pero eso no ocurrió, se saltaron las restricciones y esto causó una gran decepción en el doctor Armas. Así se lo hizo saber a ambos, alegando que su participación habrá servido de nada si no siguen estrictamente sus indicaciones.
Al final del programa, pudimos ver como tanto Ana como David habían conseguido finalmente adelgazar 13 y 10 kilos respectivamente. Algo que sin duda hizo sentirse orgulloso al médico de Un doctor en mi casa, que los animó a seguir por ese camino y conseguirían el objetivo tan soñado. Ser padres por primera vez y olvidarse de su peso.