La Guardia Civil interviene tras el intento de varios medios de comunicación de grabar el interior del Monasterio de Belorado. Las monjas, preocupadas por su privacidad, solicitaron la presencia de los agentes.
Las monjas clarisas del Monasterio de Belorado, en Burgos, llamaron a la Guardia Civil después de que algunos medios de comunicación intentaran grabar el interior del convento. Fuentes policiales confirmaron a Europa Press que varios agentes se personaron en el lugar tras ser reclamados por las religiosas.
La presencia de la Guardia Civil en el convento coincide con el fin del plazo dado por el comisario pontificio y arzobispo de Burgos, Mario Iceta, a las monjas cismáticas para que entregaran una copia de las llaves del convento. Tras estas 48 horas de espera, el Arzobispado ha comenzado a activar los procedimientos canónicos y civiles, con la posibilidad de excomunión y desalojo de las instalaciones si no se cumple con las demandas.
Contexto del conflicto en el convento de Belorado
No se prevé ninguna acción inmediata ante la negativa de entregar las llaves ni de abandonar el monasterio por parte del falso obispo excomulgado, Pablo de Rojas, y su portavoz, José Ceacero. Se levantará acta del rechazo a estas peticiones para acumular toda la documentación disponible para los procesos civiles y canónicos correspondientes. Diez de las dieciséis monjas del convento han sido citadas ante el Tribunal Eclesiástico de Burgos para ratificar su deseo de romper con la Iglesia católica. Tres religiosas, incluida la abadesa defenestrada, sor Isabel de la Trinidad, comparecerán el 16 de junio.
Estas tres son las que dieron el primer paso cismático con la denuncia interpuesta contra el arzobispo de Burgos. Las otras siete consagradas están llamadas a declarar el 24 de junio. Este grupo incluye a las que participaron en la entrevista colectiva realizada por Ana Rosa Quintana en el programa Tardear de Telecinco, donde apoyaron públicamente las reflexiones de la abadesa. Si ninguna de las citadas se arrepiente, el Arzobispado de Burgos está dispuesto a firmar ese mismo día su excomunión automática.
Proceso de desalojo
Si se confirma la excomunión, el equipo del comisario pontificio iniciará una fase de desalojo de las instalaciones por la vía civil. Al dejar de ser monjas y católicas, no podrán permanecer en un recinto perteneciente a la Iglesia. Se les comunicaría su estancia ilegal y se les daría un plazo razonable para el desalojo. Si las monjas no acatan esta orden, el comisario pontificio acudiría a la justicia civil para materializar su salida.
En el convento residen 15 monjas, pero solo diez han sido citadas para su excomunión. Las otras cinco religiosas más mayores no han sido citadas, ya que se considera que todavía abrazan el catolicismo y constituyen la legítima comunidad de clarisas de Belorado. Además, sor María Amparo, una monja tránsfuga refugiada en un convento de Vitoria, sigue incardinada en el cenobio de Belorado.