El comunicador de La Sexta queda duramente retratado
Al rojo vivo se ha convertido en uno de los programas de referencia para estar informados durante el confinamiento. El terremoto Ferreras no ha descansado ni en Semana Santa y ha seguido al pie del cañón. Sin embargo, es centro permanente de críticas y un médico se ha atrevido a dar un fiel retrato de las prácticas de su programa.
Este individuo coloca a Ferreras como uno de los destacados en el grupo de intelectuales sectarios. Porque divide la información a su antojo. No alertó de los posibles peligros del virus en su día y ahora, con la crisis, tampoco aporta soluciones.
Pero a medida que la crisis sanitaria fue haciendo estragos, Ferreras cambió el semblante y puso a maquinar a sus colaboradores de Al rojo vivo para dar la vuelta a la tortilla. pasó de no tener ni idea a contar, directamente, cómo sería el mundo después.
Ahora, la crisis aun no ha terminado, pero Ferreras y Al rojo vivo ya tienen una idea clara de lo que sucederá después. Es un claro ejercicio de ciencia ficción, ya que nadie sabe lo que sucederá y mucho menos lo va a saber alguien que no tiene acceso a información privilegiada.
Algunos lo llegan a comparar a un echador de cartas. Pero Ferreras, no tiene la necesidad de trabajar de madrugada como esos videntes. Él tiene un programa e incluso una cadena a su servicio para hacer y deshacer a su antojo.