Sus diferentes puntos de vista y personalidades incompatibles llevan la cena al fracaso, generando una velada tensa y sin conexión
El restaurante del amor en Cuatro acogió el pasado miércoles a una pareja de comensales de lo más llamativa. Antonio y Lucía parecían congeniar, pero conforme avanzó la cita, quedó claro que no iba por buen camino y, en especial, al hombre le molestó mucho la actitud de ella, algo que terminó por desatar una desagradable situación de tensión, sin conversación y con miradas perdidas.
Antonio fue el primero en llegar y, nada más hacerlo, se definió como alguien tradicional, pero adaptado a los tiempos actuales. De hecho, confesó que trabajaba en la cafetería de una universidad y eso le había servido para soltarse: “Te aclimatas o feneces”. Tras 20 años soltero, llegó dispuesto a conocer a Lucía. “Vaya pedazo de señora,“ expresó el hombre nada más verla. Sin embargo, al tenerla de cerca, cambió rápidamente de opinión y dijo que era “normal y corriente”.
Antonio, molesto con el poco interés de Lucía
Antonio confesó que había llegado a pesar 124 kilos y que, tras sufrir un ictus, cambió sus hábitos y ahora andaba alrededor de 30.000 pasos diarios. “El cardiólogo me dijo que si quería ir a las Olimpiadas,” bromeó. Ella, por su parte, prefería estar en casa. La tensión fue aumentando y, aún más si cabe, cuando Lucía le espetó que parecía más mayor de lo que realmente era.
“Los hombres de mi edad son viejos, yo tengo que estar con alguien más joven, que pegue conmigo,” expresó. Antonio comenzó a perder el interés, en especial cuando Lucía parecía distraída y poco dispuesta a mantener una conversación. Ante la cámara, él fue muy claro: “Tía sosa, ahí te quedas, no me extraña que estés sola.” A pesar de todo, optó por ser un “caballero” y no solo se mantuvo hasta el final, sino que invitó a Lucía y, además, suavizó su rechazo al final.
Diferencias irreconciliables en una cena incómoda
La cita entre Antonio y Lucía en ‘First Dates’ se convirtió en una experiencia incómoda debido a sus diferencias irreconciliables. Antonio, que había superado un ictus y adoptado un estilo de vida activo, esperaba una conexión más profunda y una conversación interesante. Lucía, en cambio, estaba más enfocada en su comodidad y prefería una vida más tranquila en casa. La falta de interés y la actitud despreocupada de Lucía desencadenaron la frustración de Antonio, quien no dudó en expresar su descontento.
La velada estuvo marcada por comentarios despectivos y una evidente falta de química entre ambos. Lucía criticó la apariencia de Antonio y su edad, mientras que él la consideró “sosa” y poco interesante. A pesar de sus intentos por mantener las formas, la tensión era palpable y la cita concluyó con ambos deseando no volver a verse.