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La Fuerza Aérea de EE UU despliega un RC-135 sobre México para espiar al narco

Un acuerdo bilateral permite la operación de un avión militar estadounidense para observar actividades de los cárteles

Un avión RC-135V “Rivet Joint” de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos está operando por primera vez de manera abierta sobre el espacio aéreo soberano de México, marcando un hito histórico en la cooperación en seguridad entre ambos países. Este despliegue, enfocado en la observación de actividades de los cárteles, representa un cambio en las estrategias de vigilancia y colaboración entre las dos naciones.

Un despliegue sin precedentes en la historia

El RC-135V “Rivet Joint”, una plataforma especializada en inteligencia de señales (SIGINT) y con base en Offutt, Nebraska, fue detectado realizando vuelos sobre el Golfo de California, en una ruta que incluyó Baja California Sur, Sonora y Sinaloa, estados reconocidos por su actividad delictiva vinculada al narcotráfico. Este hecho no solo subraya la creciente preocupación por la seguridad en la región, sino también la disposición de ambos gobiernos para trabajar conjuntamente en la lucha contra el crimen organizado.

Un acuerdo bilateral discreto pero significativo

El despliegue de esta aeronave sugiere la existencia de un acuerdo bilateral entre México y Estados Unidos, que ha permitido por primera vez la operación de un avión de inteligencia militar estadounidense dentro de territorio mexicano. En el pasado, este tipo de misiones se realizaban a través de vuelos encubiertos o sin conocimiento público, pero este movimiento marca un enfoque más transparente y directo.

El RC-135V “Rivet Joint” está diseñado para interceptar y analizar comunicaciones electrónicas, una capacidad clave en la identificación de redes criminales y la recopilación de inteligencia sobre sus operaciones. Su presencia es un mensaje claro de la importancia que ambos países otorgan a la cooperación en seguridad.

Implicaciones de la operación

La presencia de un avión de reconocimiento militar de esta envergadura en México redefine el alcance de la colaboración entre las dos naciones en el ámbito de la seguridad. Sin embargo, también podría generar controversia, especialmente entre aquellos que cuestionan las implicaciones de soberanía y el papel de Estados Unidos en territorio mexicano.

Mientras tanto, esta operación podría representar un punto de inflexión en la lucha contra los cárteles, al dotar a ambos países de herramientas avanzadas para combatir el crimen organizado en la región.

Este despliegue podría ser el inicio de una nueva etapa de cooperación bilateral en seguridad, donde el intercambio de recursos y tecnología de inteligencia desempeñe un papel central. Sin embargo, también plantea interrogantes sobre los términos de este acuerdo y su impacto en la política interna de ambos países. Lo que es claro es que esta misión marca un antes y un después en la relación entre México y Estados Unidos frente a las amenazas comunes.

Paula Echevarría