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La DANA en Valencia expone graves fallos en la gestión de emergencias

Las recientes inundaciones en Valencia muestran las carencias en la respuesta a eventos climáticos extremos

La DANA que golpeó Valencia en octubre ha revelado deficiencias importantes en la gestión de emergencias climáticas. La AEMET ya había emitido alertas desde el 23 de octubre, señalando que el 29 sería el día más crítico. A pesar de ello, la respuesta de las autoridades fue lenta, dejando a la población en una situación de vulnerabilidad y desprotección en un momento crucial.

El 29 de octubre, las autoridades poseían información alarmante sobre el caudal de la rambla del Poyo en Riba-roja, pero la primera alerta a la ciudadanía llegó horas más tarde. La falta de comunicación rápida y efectiva fue determinante en la desprotección de muchos ciudadanos, que se vieron atrapados por la inesperada fuerza del agua.

La falta de una estrategia preventiva eficiente agravó las consecuencias para la población, especialmente en áreas vulnerables.

Horas de caos y desinformación aumentaron los riesgos para la población

A medida que avanzaba la tarde, la información oficial generaba más confusión. Alrededor de las 13:00, el president Carlos Mazón declaró que la tormenta podría desplazarse, pero el pronóstico fue erróneo y localidades como Utiel y Requena experimentaron escenas de caos total.

Las inundaciones devastaron calles y viviendas, atrapando a residentes en sus casas mientras el agua subía rápidamente. Las redes sociales se inundaron de mensajes y alertas no oficiales antes de que se activara la alerta de nivel 2 a las 19:17. Para entonces, los servicios de emergencia ya estaban saturados y sin capacidad para enfrentar la catástrofe.

Consecuencias humanas y materiales de una respuesta tardía

La falta de coordinación dejó consecuencias devastadoras. La activación de Es-Alert a las 20:11 fue tardía, y para entonces, muchas calles y viviendas ya estaban bajo el agua. La respuesta institucional no logró mitigar el impacto, dejando a decenas de personas atrapadas y expuestas a los peligros de la DANA sin previo aviso.

En los municipios más afectados, como Ribera Alta y Ribera Baixa, los ciudadanos se enfrentaron a una catástrofe que pudo haberse evitado con una respuesta temprana y efectiva. La tragedia deja una lección de la importancia de estar preparados ante eventos climáticos extremos.