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José Bretón confiesa los crímenes de sus hijos

Un libro revela detalles inéditos del crimen que conmocionó a España hace catorce años

El caso de José Bretón sigue despertando horror más de una década después de que acabara con la vida de sus hijos, Ruth y José, en un acto de venganza contra su expareja. El escritor Luisgé Martín ha logrado acceder a confesiones inéditas del asesino, recopiladas en el libro El odio, donde Bretón admite que el rencor lo llevó a cometer el crimen. Su testimonio, lleno de frialdad, ofrece una visión perturbadora de su mente y revive el impacto de un caso que marcó a la sociedad española.

Desde 2021, Martín ha mantenido contacto con Bretón a través de cartas y visitas en la cárcel de Herrera de la Mancha. Durante estos encuentros, el asesino reveló detalles sobre su obsesión con el control y el deseo de destruir a su expareja a través del dolor más extremo.

Jose Bretón
En fragmentos adelantados por El Confidencial, Bretón explica que su único propósito era asegurarse de que sus hijos no crecieran bajo la influencia de la familia materna, a la que consideraba un entorno perjudicial.

Un crimen meticulosamente planeado

La planificación del asesinato fue minuciosa. En sus cartas, Bretón detalla cómo ideó el plan para asegurarse de que los cuerpos de sus hijos nunca fueran encontrados, creyendo que sin pruebas no habría delito. El asesino confesó que administró medicamentos a los niños para evitar que sufrieran antes de incinerarlos en la finca de Las Quemadillas.

Uno de los fragmentos más impactantes de la obra describe la última mañana que pasó con sus hijos. “Mi hijo José me abrazó cuando despertó. Pensé: ‘Este es el último día que te veré’ y no recuerdo nada más. No hubo despedidas”, relata con una frialdad estremecedora. La ausencia de emoción en sus palabras demuestra hasta qué punto el odio nubló su humanidad.

Un atisbo de arrepentimiento entre la frialdad

A pesar de la crudeza de sus declaraciones, Bretón reconoce que hay una parte de su pasado que sigue atormentándolo. “Me gustaría pedirle perdón a Ruth, pero no sé qué decirle. Ni siquiera sé qué decirme a mí mismo”, confiesa, aunque asegura que ha aprendido a perdonarse a sí mismo para poder seguir adelante.

Las revelaciones recogidas en El odio no solo ahondan en la psicología de Bretón, sino que reabren el dolor de un crimen que sigue presente en la memoria colectiva. El impacto de este caso continúa vigente, recordando el peligro de la obsesión y el rencor descontrolado, dos elementos que llevaron a un hombre a cometer uno de los actos más atroces de la historia reciente en España.