Irán ha dado un paso clave que eleva el nivel de tensión en una de las zonas más sensibles del planeta: el estrecho de Ormuz
La República Islámica de Irán ha intensificado su presencia militar en una de las rutas marítimas más sensibles del planeta. Con el despliegue de armamento avanzado en las islas de Gran Tunb, Pequeña Tunb y Abu Musa. En las últimas semanas, se han identificado sistemas de misiles capaces de alcanzar objetivos a 600 kilómetros de distancia. Lo que podría otorgar a Irán un control sin precedentes sobre el Estrecho de Ormuz, paso decisivo para el comercio global de hidrocarburos.
Este paso estratégico, por donde transita alrededor del 20 % del petróleo mundial, se ha convertido nuevamente en foco de tensión geopolítica. La colocación de misiles en estas islas no solo refuerza la posición defensiva de Teherán, sino que también lanza un mensaje directo a sus adversarios regionales e internacionales. En medio de un clima de creciente desconfianza en Oriente Medio.

Maniobra con peso geopolítico
El Golfo Pérsico ha sido durante décadas un escenario de disputas por su valor estratégico, y las islas ocupadas por Irán se encuentran justo en la entrada del Estrecho de Ormuz. La acción emprendida por Teherán aumenta el riesgo de altercados en un área ya marcada por tensiones y rivalidades históricas. La reacción de varias potencias no se ha hecho esperar, gobiernos de la región y aliados occidentales han manifestado su preocupación ante la posibilidad de una escalada que altere el equilibrio regional.
La naturaleza de este despliegue, calificado por Irán como “estrictamente defensivo”, ha sido recibida con escepticismo por parte de la comunidad internacional. Que interpreta el movimiento como una táctica de presión. Expertos advierten que la militarización de estas islas podría servir como herramienta de disuasión y chantaje geoestratégico, especialmente en momentos de alta volatilidad económica y energética a nivel mundial.
Tensión creciente en la región
Las islas de Gran Tunb, Pequeña Tunb y Abu Musa, cuya soberanía es disputada por Emiratos Árabes Unidos, han sido objeto de fricciones desde hace décadas. Sin embargo, la actual acumulación de armas de alta capacidad marca un cambio de tono en la política exterior de Irán, que parece decidido a defender con firmeza sus posiciones en el golfo.
Este nuevo escenario podría poner a prueba no solo la diplomacia regional, sino también la estabilidad de los mercados internacionales. Cualquier incidente en el Estrecho de Ormuz tendría efectos inmediatos sobre el transporte marítimo y el precio del crudo. Lo que genera inquietud en las principales economías del mundo. Por ahora, las voces diplomáticas llaman a la moderación, mientras los analistas se preparan para un posible endurecimiento del conflicto.