La ambición de la periodista por adquirir poder puede traer consecuencias nefastas a la cadena
La Sexta está atravesando el peor momento desde que se creó. La crisis sanitaria está pasando factura y son ya muchas, demasiadas, las críticas por su constante blanqueamiento del Gobierno de España. Sin embargo, el claro posicionamiento político de sus programas ha provocado que muchos consumidores de la cadena muestren su rechazo ante la falta de objetividad.
En La Sexta, Al rojo vivo ocupa la mañana. Ferreras, que ha sido el presentador que más críticas ha acumulado durante la crisis sanitaria, se encarga de analizar toda la información. Tras ellos, llega Zapeando, quienes desde el humor de sus presentadores, informan sobre los nuevos acontecimientos.
Mamen Mendizabal ocupa la tarde en La Sexta con Más Vale Tarde. En su programa, la presentadora contacta con varios expertos en diferentes ámbitos para ver las diferentes situaciones que vive la sociedad en esta crisis sanitaria. Por último, llega uno de los programas más ilustres de La Sexta.
El Gran Wyoming ocupa la noche de la cadena televisiva con El Intermedio. El satírico programa, en un tono mucho menos serio, habla sobre todas las novedades. Además, cuenta con colaboradores que hacen mucho más ameno el programa, que tiene en su presentador la gran estrella del show.
Las críticas a veces incluso llegan al insulto. Siempre contra La Sexta y su fehaciente falta de objetividad. Ahora también ha llegado a El Objetivo, el programa de Ana Pastor, que tras la polémica con Newtral y Telegram ha vuelto a generar controversia. Y es que, muchos ya han pedido el cese de la actividad de La Sexta por su claro trato de favor al Gobierno de España. Piden su cierre total. Y Ana Pastor es, en parte, la gran culpable.