Los seguidores obligan a ponerse las pilas en la quinta temporada
Tras cuatro temporadas divagando, al fin se han puesto las pilas en la precuela de Breaking Bad. Better Call Saul ha pegado un vuelco arrollador en la quinta entrega, cumpliendo con los deseos que tenían los más radicales adeptos de la saga. Jimmy McGill por fin da un paso al frente y se convierte en el Saul Goodman que todos conocemos.
Porque nadie que ame las series tiene duda alguna de que Breaking Bad ha sido una de las mejores producciones en la historia de este formato. Por eso cuando se anunció que se rodaría una precuela, en torno a la vida del abogado Saúl Goodman, se produjo una gran acogida.
Sin embargo, aunque es verdad que en muchos momentos hay situaciones que recuerdan a Breaking Bad, la historia transcurre demasiado lenta. Los planos, la ambientación y los diálogos si llevan el sello claro de Breaking Bad. Pero se echa de menos algo de acción.
Poco interesa las dificultades de Jimmy para sacar la carrera de derecho o los líos de abogados con asuntos legales por el medio. Los momentos que gustan son cuando aparecen Gus y sus secuaces, los Salamanca y demás calaña. Por eso en la quinta temporada, se llega a ese momento que todos estaban esperando.
Jimmy McGill finalmente se quita la capa protectora que ha llevado en las primeras cuatro temporadas, para convertirse en el Saúl Goodman que todos conocemos. Se suceden las referencias a Breaking Bad. Ha llegado el momento de verdad, el que los seguidores más primitivos estaban esperando desde que se inició el rodaje de la serie.