El nuevo rey de Inglaterra en el centro del huracán después de nuevos descubrimientos sobre el pasado escondido de su ex mujer
Los entresijos de la familia real británica, siempre atractivos para la opinión pública, se ven sacudidos una vez más por la sombra de un antiguo rumor que envuelve a Harry, el hijo menor de Lady Di. Durante su comparecencia en el juicio contra el grupo de tabloides Mirror, en Londres, el príncipe ha reavivado el debate sobre su verdadera paternidad, provocando un revuelo mediático y poniendo a Carlos III en el centro de la tormenta.
El origen del príncipe Harry ha sido objeto de especulación durante años, poniendo en duda su linaje y generando una controversia que ha sembrado la incertidumbre en el Palacio. Esta incertidumbre, alimentada por los rumores de que Harry no era hijo de Carlos III sino de James Hewitt, el antiguo amante de Lady Di, llegó a tal punto que incluso el propio monarca británico llegó a bromear sobre la identidad del padre de Harry.
Harry y la creencia de que Hewitt era su padre biológico
Desde el banquillo, Harry confesó que en su juventud llegó a creer que no pertenecía a la Familia Real británica. Los medios británicos insistían en que él era fruto de un affaire entre la princesa Diana y James Hewitt, lo que alimentó su creencia. Según sus palabras, la primera vez que escuchó este rumor tenía 18 años y el daño psicológico ya estaba hecho.
A pesar de que con el tiempo Harry se percató de que las fechas no coincidían y Hewitt no podía ser su padre, las huellas de la duda persistieron. Su alivio llegó en 2014 cuando confirmó que la relación de su madre con Hewitt comenzó después de su nacimiento. Así, las tensiones en la familia real se agravaron cuando, en su libro de memorias, ‘Spare’, el duque de Sussex reveló que Carlos III solía hacer bromas sobre su paternidad. Estas bromas, lejos de ser inocentes, solo sirvieron para alimentar la especulación y la controversia.
James Hewitt y la persistencia de los rumores
James Hewitt, conocido profesor de equitación, mantuvo una relación con Lady Di durante cuatro años a partir de 1986, dos años después del nacimiento del príncipe Harry. Las similitudes físicas entre ellos fueron suficientes para desencadenar especulaciones y rumores constantes. A pesar de la imposibilidad cronológica, la idea de que él podría ser el padre de Harry permaneció en el imaginario popular gracias a los medios de comunicación.
Este nuevo giro en el escándalo de la paternidad de Harry muestra una vez más cómo los secretos y los rumores pueden afectar a las figuras públicas y, en particular, a la monarquía británica. Ahora, con la confesión de Harry, el rumor se confirma como una trama de especulaciones alimentada por la misma familia real de Inglaterra.
