La noticia hace saltar por los aires la estabilidad de la monarquía
En pleno Estado de Alarma por la crisis del coronavirus, España se quedaba helada con el comunicado que desde Zarzuela, confirmaba la renuncia del Rey Felipe VI a la herencia de su padre, Don Juan Carlos I, además de frenar la asignación económica al Rey emérito y tambalear para siempre los cimientos de una endeble monarquía.
Aunque España vive en una situación de crisis total por la expansión del coronavirus, la Casa Real tiene otros líos tras hacerse público la idea de Corinna, amiguita del Rey emérito Don Juan Carlos I, de denunciarlo en los tribunales por supuesto acoso.
La llegada de 65 millones de euros, por cortesía de Don Juan Carlos, al parecer logrados por negocios oscuros con Arabia Saudí, a la propia Corinna, hizo encender la voz de alarma y puso a la Casa Real en entredicho. De ahí la obligada reacción.
Felipe VI, en una decisión apoyada y aplaudida desde los diferentes partidos políticos, ha renunciado a la herencia de su padre, además de frenarle la asignación que le correspondía por ser Rey emérito. Una medida que se toma con un objetivo claro.
La de cerrar el grifo a las especulaciones y de paso limpiar un poco la maltrecha imagen de la monarquía, cada vez más discutida por diversos sectores en nuestro país. Como curiosidad, dicha renuncia se ha producido un 15 de marzo, fecha importante, precisamente, para el movimiento que lucha en contra de la monarquía.
