El delantero sueco del PSG, Zlatan Ibrahimovic, es uno de los jugadores más talentosos del Mundo, y siempre está en el punto de mira por sus continuas locuras, golazos y detalles para el recuerdo de los aficionados. Sin embargo, pocos conocen su verdadera historia, que marcado la forma de ser del grandísimo atacante.
Hijo de un alcohólico y una madre que luchaba por sacarle adelante, creció en un barrio de inmigrantes donde el fútbol se conviritó en su pasión. Comenzó su carrera como portero y, al vivir lejos del campo de entrenamiento de su primer equipo, solía robar bicicletas para ir a entrenar. “También robábamos coches por adrenalina, era una motivación“, ha asegurado en más de una ocasión.
Estuvo a punto de dejar el fútbol para trabajar en los muelles de Malmö, pero su agente le convenció de que no lo hiciera, y en pocos años ascendió al primer equipo del club de la ciudad. De este modo, hoy en día, es uno de los mejores jugadores del planeta, y se podría decir que su agente ha tenido gran parte de “culpabilidad” en ello.