El Papa Francisco atraviesa un delicado estado de salud tras ser hospitalizado en Roma debido a una infección respiratoria que ha generado preocupación en el Vaticano
El Papa Francisco se encuentra ingresado en el Hospital Gemelli de Roma desde hace cinco días debido a una infección respiratoria que ha generado preocupación en la Santa Sede. Aunque en un principio se hablaba de un cuadro leve, los médicos han señalado que su evolución es compleja y requiere un tratamiento más prolongado. El Vaticano ha sido cauteloso en sus comunicados, evitando especificar si se trata de bronquitis o neumonía, pero fuentes médicas indican que la infección afecta sus pulmones y requiere oxigenoterapia y antibióticos.
Desde hace años, Francisco padece problemas respiratorios que complican su recuperación. Cuando tenía 21 años, le extirparon un lóbulo del pulmón, lo que afecta su capacidad para superar infecciones. En su última aparición pública, se le notaba cansado y con el rostro hinchado, lo que sugiere el uso de corticoides para reducir la inflamación. Estos medicamentos pueden debilitar el sistema inmune, facilitando la aparición de infecciones oportunistas.
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Los médicos detectan infección polimicrobiana en los últimos análisis
Los últimos exámenes médicos han revelado que la infección del Papa es polimicrobiana, es decir, provocada por varios patógenos a la vez. Expertos han señalado que los agentes involucrados podrían ser mycoplasma pneumoniae, estreptococos y estafilococos, microorganismos comunes en infecciones respiratorias graves en personas mayores. Este tipo de afección complica el tratamiento, ya que los médicos deben combinar distintos antibióticos para lograr un control efectivo.
A pesar de la preocupación, el equipo médico ha asegurado que la situación del Pontífice sigue estable y sin fiebre, lo que representa un signo positivo. Sin embargo, insisten en la necesidad de monitorearlo de cerca, ya que en pacientes de su edad existe un alto riesgo de que la infección derive en fallos multiorgánicos, afectando órganos vitales como el corazón o los riñones.
La evolución del Papa dependerá de su respuesta al tratamiento
Los especialistas del Hospital Gemelli han adoptado un enfoque conservador y multidisciplinario en el tratamiento de Francisco. La administración de antibióticos de amplio espectro y la terapia de soporte respiratorio buscan frenar la progresión de la infección. Aunque la respuesta inicial es alentadora, su edad y antecedentes médicos podrían jugar en contra si surgen nuevas complicaciones.
Desde el Vaticano, se ha transmitido un mensaje de calma y esperanza, destacando que el Papa se encuentra bajo el mejor cuidado posible. No obstante, la incertidumbre persiste y su estado de salud seguirá siendo objeto de atención en los próximos días. La Iglesia y sus seguidores están pendientes de su evolución, esperando noticias favorables sobre su recuperación.