Pertenece al club, lleva años preparando a las divisiones menores y tiene el ADN culé
Josep María Bartomeu está viendo como una de sus jugadas maestras se ha venido al suelo. Lo de Setién, más allá de que ha recuperado el liderato de LaLiga sigue sin ser destacado, de hecho, le ven solo como una transición a la renovación del club. Sustitutos hay demasiados, pero ninguno convence más al presidente del FC Barcelona que Javier García Pimienta.
El catalán está en esa baraja por ser el entrenador de las divisiones menores, uno de los hombres con mayor ADN Barcelona y de los que más conoce el proceder del club. Su contrato finaliza en junio y han habido acercamientos de posturas. Si lo de Setién no acaba como se espera, con el título de LaLiga y de la Champions, habrá migración de entrenador, eso está más que claro.
García Pimienta no lo tiene tan claro, ya le han ofrecido la renovación de su contrato hasta 2022, pero con el punto directo de ser una opción en el equipo principal de ser necesario. Y no le ha gustado, quiere que le dejen especificado el hecho de ser el entrenador principal o que le dejen como está, para ello hay varios candidatos más con mucha tela de dónde cortar.
Koeman sigue siendo el más indicado
De todo lo que han sondeado sigue siendo el más propicio, no solo por visión de juego, sino por personalidad y estatus. García Pimienta es un entrenador talentoso, que ha dejado caer sus grandes condiciones pero que todavía no tiene la experiencia en primera división. Messi lo ve como una opción brillante para manejar la plantilla y para sostener su alto grado de influencia en todos los campos.
Con Koeman las cosas van a otro ritmo y la directiva lo sabe. Para poder concretarlo deberán esperar hasta el verano, y una vez termine la participación de Holanda en la Eurocopa. Todo está dicho, y ambas partes parecen estar de acuerdo en un potencial tratado. Depende en demasía del proyecto que le propongan y del acuerdo económico al que se llegue.
La era Setién vuelve a estar cuestionada, ya nada le saca del hecho puntual de ser un simple apaga incendios, que no ha dado sus frutos ni en el ámbito local ni internacional. El equipo juega a un ritmo lento, sin alternativas en ataque sorpresivas, ni mucho menos imprime esa magia a la que ha tenido acostumbrados a sus seguidores durante años. Se viene el revolcón.
