La ceremonia de entronización y se llevó a cabo, en un territorio que no está muy contento con la monarquía inglesa
La coronación del rey Carlos III en el Reino Unido ha sido un evento de gran relevancia en la monarquía británica, Sin embargo, la ciudad de Edimburgo, en Escocia, ha demostrado de manera contundente que el sentimiento hacia el nuevo monarca es muy diferente en su territorio. La ceremonia de entronización, realizada en la capital escocesa en mayo del 2023, estuvo marcada por la disidencia y las manifestaciones de descontento.
La coronación de Carlos III fue un evento de proporciones extraordinarias, con una meticulosa planificación y ejecución. Sin embargo, en un giro inesperado, esta ceremonia trascendió las tradiciones al no tener lugar en Londres, sino en la rebelde e independentista Escocia. La Royal Mile, el icónico tramo que une el castillo de Edimburgo con el palacio de Holyrood, se convirtió en un escenario donde la magnitud del fenómeno auditivo resultaba imposible de ignorar en una ocasión como esta.
El rechazo de Escocia hacia Carlos III
Escocia tiene un rey, pero la población no lo quiere, especialmente si es un rey inglés. Durante la coronación, los gritos marciales de la guardia encargada de saludar al monarca se mezclaron con los reclamos y protestas de la multitud. Incluso la BBC, la televisión pública británica, no ocultó ni silenció las expresiones de desaprobación hacia Carlos III, a diferencia de lo que hubiera sucedido en la servil y cortesana TVE española.
La Royal Mile, con su singular diseño urbanístico, se convirtió en una caja de resonancia de la disidencia escocesa durante la coronación de Carlos III. El tramo que separa el castillo de Edimburgo del palacio de Holyrood proporcionó el escenario perfecto para que los abucheos y las protestas se amplificaran de manera extraordinaria. La ceremonia real estuvo acompañada por una bronca gigante que dejó en claro el rechazo de Escocia hacia su nuevo monarca.
Escocia desea tener el control sobre su propia soberanía
Sin duda, la coronación de Carlos III en Edimburgo fue un acto marcado por la disidencia y las manifestaciones de descontento por parte de la población escocesa. A pesar de la grandiosidad de la ceremonia, las protestas y los abucheos masivos dejaron en claro que el nuevo monarca no era bienvenido en Escocia, especialmente por ser un rey inglés.
Este evento pone de manifiesto las tensiones existentes entre Escocia y el resto del Reino Unido, y refleja el deseo de independencia de una parte significativa de la población escocesa. Aunque Carlos III sea el rey oficial, es evidente que la aceptación de su reinado no es universal. La protesta pública durante su coronación envía un mensaje claro de que Escocia desea tener el control sobre su propia soberanía y decide quién es su líder.