Las enfermedades que impiden renovar el carné de conducir según la DGT
La Dirección General de Tráfico (DGT) establece estrictos requisitos para obtener o renovar el carné de conducir, especialmente cuando el solicitante sufre de ciertas enfermedades o dolencias. Estas condiciones, tanto físicas como psíquicas, son cruciales debido al riesgo que pueden suponer al volante para la seguridad del conductor y de los demás usuarios de la carretera.
Entre las enfermedades que limitan la capacidad de conducir se encuentran las cardiovasculares, neurológicas y psiquiátricas. La DGT es clara al respecto: si un conductor padece alguna de estas patologías, deberá presentar un informe médico que certifique su aptitud para conducir, de lo contrario, no podrá obtener o renovar su licencia.
La rigurosidad de la DGT en las revisiones médicas
Las pruebas médicas para evaluar la aptitud de los conductores deben realizarse en un centro de reconocimiento homologado, que certificará si el solicitante está en condiciones de ponerse al volante. Aunque en muchos casos este trámite es sencillo, las enfermedades incluidas en la lista de la DGT requieren una evaluación exhaustiva. Esto incluye la revisión del historial médico del conductor y la realización de pruebas físicas y psicotécnicas específicas.
Es importante mencionar que no todas las enfermedades suponen una incapacidad automática para conducir. La DGT señala que el diagnóstico inicial de una enfermedad puede no ser definitivo, ya que la capacidad para conducir dependerá de la evolución de la enfermedad y de la condición física del paciente.
Las enfermedades más vigiladas por la DGT
Entre las dolencias que más preocupan a la DGT se encuentran las enfermedades mentales y la demencia, ya que estas aumentan significativamente el riesgo de sufrir un accidente. Los conductores de edad avanzada con los primeros signos de demencia tienen entre 2,5 y 8 veces más posibilidades de estar involucrados en un accidente que aquellos sin esta condición.
Otras enfermedades que limitan la conducción incluyen la apnea del sueño, la disnea permanente, crisis de pérdida de conciencia, y dolencias vasculares graves como aneurismas o disecciones de grandes vasos. Además, trastornos como la diabetes insulino-dependiente, hipotiroidismo y diversas patologías cardíacas también requieren un seguimiento médico riguroso para poder renovar el carné de conducir.