La marca estadounidense apuesta por modernizar su mítico modelo para adaptarse a los nuevos tiempos en seguridad y protección
Si crees que el nombre de Ford Puma te suena bastante familiar, hay una buena razón para eso. Originalmente fue un pequeño coupé a fines de la década de 1990, el problema es que no se vendió muy bien. Probablemente por eso, cuando regresó a la línea de Ford unos 20 años después, se transformó en un pequeño SUV. En términos de tamaño y precio, sus rivales más cercanos son el Nissan Juke, Skoda Kamiq y Volkswagen T-Roc.
Por ahora, solo tiene motores de gasolina de 1.0 litros para elegir, pero una versión de gasolina no híbrida y un motor diésel se unirán a la gama más adelante en 2020. El Puma tiene más que ver con una economía de combustible parsimoniosa que un rendimiento impactante, pero resulta que es notablemente bueno en ambas cosas. Por ello esto no debe ser un hándicap si está pensando en hacerse con él.
El motor de nivel de entrada de 124 bhp le da al Ford Puma un tiempo oficial de 0-62 mph de 9.8 segundos, y promete una mejor aceleración que sus rivales. En materia de sonido y vibración, si buscas una vida pacífica, hay pequeños SUV más silenciosos para elegir que el Puma. La nota deportiva de su motor siempre es audible, y también hay una buena cantidad de rugido de neumáticos a una velocidad constante de 70 mph.
El asiento del conductor del Puma hace un gran trabajo, giros suaves en las curvas y amortiguación en carreras más largas. También tiene muchos ajustes para adaptarse a conductores de diferentes formas y tamaños, e incluso obtienes soporte lumbar ajustable como estándar en todas las versiones.
Euro NCAP otorgó al Puma cinco estrellas (de cinco) por seguridad, aunque una mirada más cercana a los puntajes revela que el Kamiq y el T-Roc son fraccionalmente mejores para proteger a los ocupantes de niños y adultos en un choque. Mientras tanto, para mantener a raya a los posibles ladrones, todos los Pumas vienen con una alarma e inmovilizador de categoría uno Thatcham.
