El rey Felipe VI y la princesa Amalia de Holanda disfrutan de la final de baloncesto 3×3 en los Juegos Olímpicos de París 2024
En una emocionante jornada de los Juegos Olímpicos de París 2024, el rey Felipe VI y la princesa Amalia de Holanda compartieron gradas y emociones en la final de baloncesto 3×3. Ambos presenciaron los enfrentamientos decisivos de las selecciones femeninas y masculinas de Alemania y España, y Países Bajos y Francia, respectivamente.
El rey Felipe VI tuvo un día intenso en París, apoyando a los deportistas españoles desde temprano hasta la noche. Durante las finales de baloncesto 3×3 en la plaza de la Concordia, coincidió con la princesa Amalia, heredera al trono de Países Bajos. Ambos sufrieron junto a sus equipos nacionales, especialmente en los últimos segundos de los partidos.
Una conexión especial entre las casas reales de España y Países Bajos
En las gradas, rodeados de más de 3.000 espectadores y diversas personalidades, el rey Felipe VI y la princesa Amalia se sentaron juntos por protocolo y por la buena relación entre ambas casas reales. Madrid se ha convertido en un lugar especial para Amalia de Holanda, quien vivió en la ciudad durante dos años por razones de seguridad.
La princesa Amalia, de 21 años, completó sus estudios universitarios a distancia mientras residía en Madrid, escapando de amenazas de un grupo mafioso. Durante su estancia, se le ha visto disfrutando de la ciudad, especialmente de la plaza de la Independencia y la milla de oro. Además, ha visitado con frecuencia el palacio de la Zarzuela, destacando su amistad con la reina Letizia.
Felipe VI y su constante apoyo a los deportistas españoles
El rey Felipe VI ha demostrado ser un ferviente seguidor de los competidores españoles en los Juegos Olímpicos, asistiendo a numerosas competencias en París. Estos días ha coincidido con otros miembros de la realeza europea, como los reyes de Suecia y Enrique de Luxemburgo.
La presencia del rey Felipe VI y la princesa Amalia en la final de baloncesto 3×3 no solo resaltó su apoyo a los equipos nacionales, sino también la sólida relación entre las casas reales de España y Países Bajos. La jornada, marcada por intensas emociones y momentos de tensión, culminó con una muestra de camaradería y amistad entre los dos monarcas.