En el partido se están dando los primeros compases que anuncian un cambio de líder más pronto que tarde
La crisis del coronavirus está pasando factura a todos los estamentos de la sociedad española, incluidos los políticos. Las gestiones que cada uno de ellos hace de sus competencias está dejando muy claro que hay dudas importantes acerca de cómo están llevando cada uno el proceso de paliar la curva. Uno de los mejores ejemplos lo encontramos en Almeida, alcalde de Madrid, que se ha mostrado implacable en las últimas fechas.
Su estrategia está siendo muy clara. Busca apoyos de primer nivel para fortalecer su personal, especialmente ante el claro objetivo de conseguir dar un paso más allá. Para él, liderar al PP sería su gran objetivo, y para ello está moviendo hilos para conseguir apoyos de gran importancia, entre ellos la Iglesia.
Su forma de gestionar la política se ha hecho ganar adeptos dentro del partidos, es más es la representación de un PP mucho más centrado después de momentos complicados dentro del partido. La figura de Pablo Casado ha permitido al partido alejarse de esos momentos complicados, pero hay quienes colocan a Almeida como la representación del PP que realmente quieren los afiliados al partido.
También esta crisis del coronavirus no ha hecho otra cosa más que reforzar su figura, demostrando que puede estar perfectamente al frente del partido. Ha demostrado la importancia que le ha dado a paliar la crisis y no ha buscado enfrentamientos que, a día de hoy, no llevan a ningún lado.
Algo que por ejemplo no ha ocurrido con Pablo Casado, quien busca siempre ataques para reforzar la posición del PP, especialmente contra Santiago Abascal y VOX, a los que vieron con cierto peligro en las últimas elecciones, dejando a un lado la transformación del PP en un partido mucho más centrado.