Entre el cielo y la tierra nada se esconde y tarde que temprano se iba a saber. Lo curioso es que el comensal reveló uno de sus mayores secretos frente a millones de personas y ante su cita.
First Dates tiene un umbral para medir el nivel de sorpresa en los secretos que revelan sus participantes y en el caso de Roberto ha llegado casi al tope. Lo que ha contado frente a millones de televidentes y en especial a su cita, ha dejado boquiabierto hasta a la persona con la mente más abierta. Al principio creían que se trataba de una broma, pero no lo era.
Antes de llegar a ese momento, el primero en llegar al dating show fue Julio, quien comentó que llevaba largo tiempo sin probar las mieles del amor. “Llevo una temporada sin sexo, el día del Pilar hizo tres años”. No obstante, eso no le preocupa para nada, pues dice que no es una de sus prioridades. “El cuerpo y la mente se adaptan a no tener sexo. Ahora me da pereza pensar en hacerlo, lo tengo que hacer pero no es una obsesión”.
Roberto le cuenta a Julio su secreto más íntimo en pleno plató de First Dates
La primera impresión de los comensales fue positiva, y desde ahí todo marchó bien. El inconveniente llegó cuando hablaban de anécdotas sexuales, y Roberto no escatimó en contar la suya. “Yo cuando pienso en follamigos, pienso en una relación que tuve en Roma con un cura, allí está lleno. Me gustaba mucho y en la cama perfecto, pero estaba casado con Dios”.
Ante el silencio incómodo de Julio, el italiano seguía dando detalles de ese suceso. “Esto surgió en redes. Cuando nos vimos, él me gustó bastante y cuando me dijo que era cura, me dio igual. Yo vendo muebles y tú dices misa. Para mí era algo normal, no lo veía como un morbo”. El sevillano seguía sin dar crédito y desde ahí la velada se empezó a apagar.
Tal vez fue el secreto de Roberto el que arruinó la cita en First Dates
No sabemos a ciencia cierta si fue el secreto del italiano el que provocó que el ambiente en la mesa se pusiera pesado. Lo cierto es que a partir de ahí las cosas no fluyeron bien, y ambos se lo percataron. Aún así siguieron conversando acerca de sus pasatiempos y otros detalles más, pero no con el mismo nivel de interés.
A Roberto no le gustó que Julio se hubiese sorprendido de esa manera, y al sevillano le causó mucho impacto al saber que su cita estuvo liado con una persona ligada a la religión. El caso es que ninguno de los dos quiso tener una segunda cita, pero eso si agradecieron el uno al otro por el momento agradable que vivieron como un buen par de amigos.