Los gustos de la tarraconense son bastante inusuales pero aún así el dating show no lo complació con su prototipo de hombre
Por lo general las mujeres y los hombres que acuden a First Dates buscan un prototipo de cita que tenga cuerpo escultural y porte atlético, sin embargo María Isabel era diferente. La chica originaria de Tarragona comentó que viene de una relación de casi 20 años de la cual nacieron sus dos hijos.
Lo que no comentó es cuánto tiempo lleva soltera, pero al juzgar por su actitud y carisma, parece que su vida amorosa pasada ya quedó en el olvido. Antes de revelar el prospecto físico de como tiene que ser su hombre, dijo que tiene que tener su cita para poder pasar a segunda base. “Lo que tenga que venir, que venga. Eso si, que le gusten los niños”.
María Isabel venía buscando en First Dates un hombre con panza pero le enviaron un flaco
Así como lo leen, María Isabel quería encontrar en First Dates un hombre gordo, rudo, rudimentario. Algo así como de campo y que levantara 100 kilos o más. Sin embargo llegó Javier, un chico delgado, con estilo fino y con rasgos muy particulares en su outfit. De entrada la catalana quedó un poco decepcionada.
Lo que no pudo hacer su físico lo hizo su diálogo, ya que con sus palabras y su manera de ser logró cautivar a la tarraconense de a poco. A pesar de que se llamaba igual que su exmarido, María se sintió bastante cómoda a lo largo de la velada pues se dio cuenta que su personalidad y sus gustos eran todo lo contrario a su expareja.
Los niños, la naturaleza y muchas cosas más ayudaron a Javier y María Isabel triunfar en First Dates
Javier no cumplió con el requisito físico de la catalana, pero si superó la prueba de gustarles los niños. Nos imaginamos que lo dice porque en las citas también irán los hijos de ella. La razón del porqué se lleva bien con los infantes tiene que ver con que él también es padre. En ese sentido encajaron muy bien.
Luego vino el amor por la naturaleza, algo que terminó por cautivar a María Isabel. Después de eso el chico ya tenía media cita ganada y solo faltaban unos detalles. Por otra parte, la mujer confesó que no esperaba que la cita fuese a terminar tan bien pero el amor es así. En la decisión final no hubo necesidad de preguntar ya que ambos tenían cara de “sí”.
La velada entre Antía y Álvaro no salió nada bien precisamente por las peticiones de ella para con su cita
El filtro de First Dates no siempre tiene sencillo encontrar pareja a personas como Antía. Una mujer absolutamente imprevisible, que nada más llegar dijo un poco lo que venía buscando. Carlos Sobera y los camareros de First Dates se miraban los unos a los otros como tratando de entender lo que estaba pasando.
Porque de entrada, la frase de Antía dejó a cuadros a los espectadores de First Dates. “Vengo en busca de algo fuera de lo común, que sea un poco cani, que no tenga planes de futuro, que ni trabaje, ni estudie”, admitía. Lo de que le gusten malotes se puede entender. Pero lo de que no tengan claro nada en la vida… eso ya es de juzgado de guardia.
Antía cabrea a la audiencia de First Dates
Con esa carta de presentación, irrumpió en el restaurante de First Dates un chico que al menos sí que entró por ojos de Antía. “La verdad que es muy guapo”, afirmó. Pero a continuación llegó la primera queja: “no me gusta su forma de vestir, preferiría algo menos llamativo, más cani y dejado”, apuntaló.
El muchacho en cuestión era Álvaro, un joven apuesto, atractivo y simpático que no entendió muy bien lo que pretendía su cita. Sin embargo, a medida que avanzaba la velada, los espectadores de First Dates sí que comenzaron a entender el rollo de Antía. Las redes sociales se llenaron de comentarios de crítica hacia la joven.
Álvaro se levanta en plena cena
“Esta no quiere encontrar pareja, simplemente va a pasar el rato”, se quejaba una espectadora a través de twitter. Y no le faltaba razón. Porque Antía reconoció que lo que buscaba en realidad en First Dates era una relación abierta. Una situación que puso muy nervioso al pobre Álvaro, que buscaba algo más tradicional.
Tanto es así que en un momento de la cena, el joven se levantó para ir al baño. Desde allí telefoneó nada menos que a su abuela, para explicarle cómo iba su cita. “Quiere una relación abierta, abuela”, explicó Álvaro. “Estas cosas modernas…” se quejó la abuela. El caso es que ni uno ni otro quiso tener una segunda cita.