El prototipo femenino que buscaba el toledano era bastante común entre los hombres, pero que estuviese en un veterana comensal de 70 u 80 años, era prácticamente inimaginable.
Con frecuencia llegan muchos hombres a First Dates buscando mujeres bellas, con cuerpos perfectos y grandes atributos, eso era lo que quería Manuel. Precisamente lo que esperaba encontrar el toledano, era una mujer “sin arrugas y con pechos firmes”. Lo que olvidó decir el pensionado, es que esperaba encontrar esas características en una dama de su edad.
Para hacernos una idea, Manuel tiene 84 años de edad, y Carlos Sobera al escuchar ese pedido, no ha dado crédito, pensando que se trataba de una broma. “Si hombre, me gustan con buenos senos, guapitas de cara, sin arrugas y sin flequillo”. El talaverano se echó para atrás cuando vio a Esther, pues no tenía nada de lo que pedía.
A Esther tampoco le gustó Manuel, y la cita en First Dates quedó sentenciada
Antes de ver a su cita, la madrileña comentó ante las cámaras que llevaba 57 años casada, y debido a que su exesposo era modelo, había adquirido una actitud celosa. “Trabajaba como modelo, pero él también era celoso porque yo fumaba y usaba bikini” dijo ella. Al momento de entrar y ver al octogenario hombre, las cosas se han derrumbado.
El físico no gustó a ninguno, pero a pesar de ello pasaron a la mesa para conocer detalles de sus vidas, y ver si por ahí podían conectar. El panorama fue de mal a peor, puesto que la veterana comensal quería un hombre de su ciudad. “Qué mala follá tenéis, yo le quería de Madrid”. La velada no tenía ningún frente para poder levantarla.
Manuel rechaza a su cita por tener arrugas a los 80 años, y Esther esperaba encontrar un madrileño en First Dates
Ninguno de los dos tenía argumentos para celebrar una segunda cita, ya que además del físico, no encontraron puntos en común. Pero eso si, tuvieron un factor similar, y es que ambos habían sufrido un infarto. Fue lo único, pero no les bastó para tener química. Al menos, los solteros disfrutaron de una buena cena, pues ambos manifestaron que todo estuvo delicioso.
Esther fue la primera en expresar que no tendría una segunda cita con el talaverano, por el simple hecho de que quería un madrileño, o al menos que viviese allí. Manuel agradeció la cita, pero dijo que estaba buscando una mujer sin arrugas en la cara. Un comentario que desató la furia de la comensal, que aún así se contuvo y solo le dijo. “Espero que encuentres una mujer con la cara lisa”.