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Lina la rusa despampanante de First Dates que desmonta a su cita en una frase

A la chica rubia no le importó que la estuviesen viendo millones de madrileños para lanzar una descripción de ellos, que pareció más un insulto. Sin embargo, el chico de la cita prefirió ignorar el suceso.

Nacida en Rusia pero afincada en Granada hace varios años, así lo comentó Lina en la presentación habitual que hacen en First Dates. La rubia dice que lleva tanto tiempo en España que asegura ser la mejor en la clase de castellano. ”Yo llegué aquí y dije: ‘¿pero cómo puede ser esto?”’ decía la comensal ante las cámaras del dating show.

Atila, el chico de la cita, nacido en Madrid, no opinaba lo mismo acerca de que la rusa fuese excelente hablando castellano. ”Bueno, se come las palabras pero no vamos a entrar nosotros en ese debate” manifestó el comensal. Era claro que él venía con un propósito claro y era el de conquistar a la mujer, que entre otras cosas le pareció muy bonita.

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Atila se tragó su orgullo y no le importó que su cita le dijese “cateto” en la cara, pues se sintió muy atraído físicamente.

Lina se mete con los madrileños y Atila se enfurece en pleno plató de First Dates

Como uno de los temas de conversación era el idioma, la rusa se percató que su cita era de Madrid, sin que este se lo dijera. Acto seguido no le tembló la voz para afirmar. ”Yo lo siento mucho, pero odio el laísmo” y luego mandó el zasca. ”Sois unos catetos los madrileños, ¿vale?” Aunque parecía que la rubia lo decía de broma, el hombre no lo tomó así.

El gusto físico de Atila hacia Lina era más grande y por esa razón prefirió tragarse su orgullo pasando saliva, y hacer como que la chica nunca dijo eso. Poco a poco el madrileño se aferraba más a la idea de que había encontrado a una chica interesante, ya que se dieron cuenta que sus gustos musicales eran los mismos. Incluso salían de fiesta a los mismos tipos de bares.

A pesar de tener varias cosas en común, la cita en First Dates no vio la luz

Además de gustos musicales, también acertaron en tener el deseo de vivir apartados del ruido de la ciudad y el aire contaminante de los lugares urbanos. Atila se frotaba las manos ya que sentía que Lina también pensaba lo mismo que él. La sorpresa fue mayor y un tanto desagradable cuando la rusa declinó la probabilidad de volver a salir con él.

El argumento que le dio la comensal afincada en Granada fue algo que no terminó de procesar el madrileño. ”Yo soy muy desconfiada y que hayamos tenido tantas cosas en común me asusta un poco” expresaba ella. Atila quedó descolocado, pues pensó que entre más cosas en común tengan dos personas, más son las ganas de conectar. Esta fue una lección muy dura que le da la vida, la cual le dice “no todo lo que brilla es oro”.

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