El periodista fue todo lo contrario a lo que pidió la ilusionada mujer
Emparejar una cita que tenga química desde el principio, no es una tarea fácil en First Dates, de hecho, la velada de Isabel y Luisma fue un claro ejemplo de ello. El primero en llegar fue el periodista y exfutbolista de Portugalete. El hombre se presentó como alguien muy sencillo y que ve la vida de manera simple. Su objetivo era encontrar una mujer que le hiciera feliz y ya.
A pesar de haber acudido al restaurante para conocer a una chica, parece que el comensal venía por otra cosa, la comida. Luisma le dio más importancia al plato que le iban a servir, que en conocer a la entusiasmada mujer. Incluso se enfadó cuando vio que su platillo era muy poco, pero cuando empezó a probarlo se puso muy feliz.
Luisma se enamoró en First Dates pero de la comida
Isabel no podía creer lo que estaba presenciando en su cita de First Dates, y creyó que se trataba de una especie de broma. Lo cierto es que no era así, ese era el comportamiento natural de Luisma. El periodista de 63 años se centró más en la comida y en degustar cada bocado que se daba, y no en escuchar a la comensal.
Esto provocó que la mujer se fuese enfadando más y más, pero se contenía puesto que quería saber como iba terminar esta locura. Parece que el hombre que pidió en su presentación (culto y con buenos modales) no iba a llegar, o al menos no en esta noche que para Isabel fue una de las peores.
Isabel también se quejó de la falta de etiqueta en Luisma al verlo comer de esa forma en First Dates
Que se centrará más en la comida y no en la cita, no fue lo peor que pudo soportar la comensal. Isabel notó que Luisma carecía de todo tipo de etiqueta y buenos modales. En cámara, la mujer comentó. “Me he movido en restaurantes de 5 estrellas y con él no podría ir a ese tipo de sitios”. Una razón más para desistir de cualquier oportunidad con el exfutbolista.
Para cerrar con broche de oro una noche para el olvido de Isabel, Luisma pidió a las gemelas camareras que le trajeran un tupper y así poder llevarse las sobras de su plato. La comensal no lo podía creer y solo veía al hombre con cierto asombro. Todo indica que el periodista nunca ha tenido éxito en las citas románticas, y mejor se dedica a probar la comida a donde va.