Emoción a flor de piel con las confesiones que se dieron durante la pasada noche en Telecinco
Supervivientes ha comenzado el recorrido final, teniendo en cuenta que se acaba durante el mes de julio. Así, ha seguido con una de las pruebas más sentimentales de la edición, el puente de las emociones. Siendo Ignacio de Borbón el gran protagonista de la noche, dejando a todos sorprendidos.
Esta prueba se caracteriza por sacar el lado más emotivo de los concursantes. Así lo vimos anteriormente con Kiko Matamoros, quien afirmó sentir un gran peso de culpa por no haber sido un ejemplo de padre para sus hijos. Una de las historias más conocidas del socialité, que da mucho de lo que hablar.
La experiencia con el bullying en los primeros años le deja secuelas a todo aquel que lo sufre
Durante su pasada por el puente de las emociones de Supervivientes, Ignacio de Borbón se sinceró totalmente con Lara Álvarez, a quien le confesó haber sufrido bullying durante su infancia. Algo que para él ha sido realmente duro de superar, ya que tuvo muchos momentos de soledad.
Esto ha creado en él muchos complejos que han sido difíciles de superar. Aunque según confirma el protagonista muchos de ellos están más que superados. Siendo un poco más reacio a aceptar las críticas del exterior. Algo que hemos podido comprobar durante su trayectoría por el programa.
Su apellido un gran peso a lo largo del recorrido de su vida que no puede olvidar
Ignacio ha confesado que uno de los mayores impedimentos a la hora de poder hacer una vida normal, que llevó al bullying fue su apellido. Debido a que está conectado con la familia real, las críticas era algo a lo que se enfrentaba continuamente, incluso en edades tempranas.
Aunque llegando al escalón de la culpa, el Borbón aceptó uno de sus mayores arrepentimientos. No haber valorado más a su familia, ya que tuvo que hacerlo una vez que se alejó de ella. Por ello, se arrepiente de no haber pasado el tiempo suficiente que le hubiera gustado.
