Más allá de los grandes reflotes existen casos importantes de negocios que han tenido que echar el cierre pese a la presencia del chef
Llevamos ya siete temporadas de Pesadilla en la cocina, con una octava más cerca de volver a La Sexta. Esto es fruto del gran efecto Chicote que ha hecho, en mayor medida, salvar numerosos restaurantes de la quiebra y el desastre. Pero, al mismo tiempo, también existen casos del que ese efecto Chicote no ha terminado de funcionar.
El chef se desvive por sacar a flote los locales que requieren de sus servicios, pero hay ocasiones en las que no hay nada que hacer y es cuestión de tiempo que el negocio se vaya a pique. Esto ha costado más de una crítica contra el afamado protagonista. Porque en los últimos meses han salido a la luz gran cantidad de casos de restaurantes quebrados.
El Luarca de Asturias es uno de los restaurantes que han tenido que cerrar sin ningún efecto Chicote
De hecho, el porcentaje de restaurantes que ha conseguido reflotar es muy bajo, algo que ha supuesto un duro golpe a su reputación. A pesar de que muchos de los restaurantes aseguran que el efecto Chicote es positivo tras la emisión del programa, este efecto desaparece a los pocos días. Y es que muchos se acercan únicamente al restaurante para curiosear, pero después no acaban volviendo.
En total, según las estadísticas, siete de cada diez restaurantes que visita el reconocido chef de La Sexta acaba cerrando. Un porcentaje muy bajo que deja en evidencia la labor del chef y al programa, pues al terminar cada emisión muestra una realidad bien distinta.
Se evidencian numerosos casos de establecimientos con efecto Chicote que no terminaron de cuajar
Ahora, el chef y La Sexta tienen que lidiar con las criticas de un nuevo restaurante. Se trata del restaurante Luarca, el cual continúa abierto cuatro años después. Sin embargo, han contado las catastróficas consecuencias que ha dejado el paso del efecto Alberto Chicote.
La cosa aún va más lejos, pues más de una veintena de negocios de restauración se han unido para conformar lo que han denominado la Asociación de Afectados por Pesadilla en la Cocina para hacer una denuncia conjunta. Un efecto Chicote que tampoco terminó de cuajar. Se acusa al programa de vejaciones, promesas incumplidas y estafa. Uno de los negocios, La Mansión de Navalcarnero, llegó a denunciar a la cadena que emitía el programa.