Los espectadores han mostrado síntomas de cansancio y piden al programa de Telecinco que comiencen a cambiar a sus concursantes
El regreso de Pasapalabra a Antena 3 ha cambiado la cara por completo al concurso. Durante los últimos meses, Pasapalabra ha estado constantemente rodeado de polémica por todo lo sucedido durante su etapa en Telecinco. Pero ahora ya ha dejado atrás todo lo sucedido y afronta una etapa que ha comenzado de la mejor forma.
Con Roberto Leal al frente, Pasapalabra ha encontrado a dos concursantes de un nivel extraordinario. Se tratan de Nacho y Pablo, quienes todas las tardes sorprenden a los espectadores con sus apasionantes duelos en El Rosco final. Es por eso que es cuestión de tiempo que uno de los dos resuelva la prueba final.
El bote, cada vez más cerca en Pasapalabra
Debido al gran nivel que muestran día tras día, que uno de los dos consiga resolver con éxito El Rosco es solo cuestión de tiempo. Ambos concursantes llevan varios programas a pocas preguntas de resolverla. Incluso, en más de una ocasión se han quedado a tan solo una respuesta de resolverlo de forma completa.
Pero, por el momento, ninguno de los dos ha conseguido tener éxito. Pablo, quien lleva menos tiempo en el programa, ha conseguido adelantar a su rival Nacho, puesto que en los últimos programas ha sido él quien más cerca se ha quedado del bote. No obstante, no todos están contentos con su participación en Pasapalabra.
Los espectadores se cansan de Pablo y Nacho
A pesar del gran nivel que muestran tanto Pablo como Nacho, los espectadores han comenzado a cansarse del duelo. Es por eso que un usuario de Twitter ha comentado que no volverá a ver Pasapalabra hasta que la rivalidad entre ambos haya acabado. Y ha expuesto los motivos de su decisión.
La buena relación entre ambos es evidente, algo que no ha gustado al espectador, pues esperan que ambos luchen con todo por el premio. Pero no solo eso, sino que en los últimos programas hemos podido ver como ambos realizaban estrategia para ganar. Una estrategia que pasa por no arriesgar en las últimas palabras para no tener fallos.
