La maquilladora lamentó que el dating show no le colocara con un galán de Hollywood ni con el hombre más sexy del mundo, pues eso era lo que venía a encontrar en el restaurante del amor. . .
Ocurrencias y muchas curiosidades tuvo la cita entre Andrea y Rubén en los interiores del restaurante de First Dates. La primera en llegar fue la maquilladora, peluquera y estudiante, y la verdad es que a primera vista parecía una mujer simpática. En cuanto al físico, no hay que negar que era atractiva, pero ella tenía el ego tan alto que por poco y se corona como la reina de belleza de España.
De la misma manera, Andrea estaba en búsqueda de un hombre a su altura, es decir, muy atractivo. Su prospecto era el clásico de una chica que prioriza más el físico que la personalidad. Un chico musculoso, alto, que fuese al GYM, que vistiera bien, y que tuviera un rostro tallado por los mismos ángeles. Sin embargo, First Dates no le cumplió sus deseos.
Aunque Rubén trabaja en un GYM no era el chico que Andrea quería encontrar en First Dates
La vizcaína tenía claro como debía ser el hombre de sus sueños. “Soy una persona que me gusta cuidarme, me gusta hacer muchos planes en pareja… Y no es por lo que piensen, sino por cómo me siento yo a su lado. Al final, yo tengo mucho amor propio y la autoestima muy alta, y necesito un chico que esté a mi altura”.
A su llamado llegó Rubén, un chico alto, musculoso y que trabaja en un GYM como instructor. Sin embargo, no era lo que buscaba Andrea. A pesar de que cualquier chica le diría sí, la maquilladora profesional no. Incluso llegó a decir ante las cámaras que era “un chico del montón”. Luego afirmó que la cita no tendría futuro pero aún así fue al tocador para hacer una llamada y recibir un consejo.
Andrea se dio cuenta que Rubén tenía lo que estaba buscando pero su físico impidió una segunda cita fuera de First Dates
El orgullo peleó con la sensatez de la chica, que se dio cuenta que Rubén era un chico muy majo y caballeroso. Sin embargo, el físico seguía siendo prioridad en la vasca. Tanto fue así que siguió el consejo de su amiga, que el instructor pagara la cena y luego botarlo. La cara de la maquilladora demostraba duda pero se dejó llevar de sus ojos y no de su corazón.
En la decisión final Rubén comentó que pasó una velada agradable con una chica amable y por supuesto muy atractiva. Andrea coincidió con que había sido una cena muy divertida y no negó que la pasó muy bien con el instructor. No obstante, le dijo no a una segunda cita, pues argumentó que no estaban hechos el uno para el otro. Algo que dejó muy triste al simpático hombre.
