Un cliente del supermercado valenciano realiza una queja públicamente después de encontrar un color extraño en la carne que acababa de comprar
El supermercado de Juan Roig ha sido uno de los más mencionados en redes sociales en los últimos meses, aunque no por la razón que a él le gustaría. Esta vez, Mercadona ha vuelto a ser acusado por uno de sus clientes, después de encontrar un color extraño en el agua que soltaba el pollo que acababa de comprar en los establecimientos del supermercado.
Como se ha mencionado, no es la única queja que hemos podido recoger en los últimos días provenientes de clientes enfadados. Otro de los más recientes fue el consumidor que se percató del precio inflado con el que contaba el desodorante de la marca Dove. Llegando incluso a superar los 2 euros de diferencia con los que podía adquirir en su tienda de barrio.
El color amarillo del pollo que escandaliza a los consumidores de Mercadona
Todos los consumidores somos conscientes de la gran cantidad de ingredientes químicos que se utilizan para mantener los productos más perecederos, como pueden ser la carne o el pescado. Esta es la razón principal por la cual un cliente de Mercadona se ha escandalizado después de poner a calentar el pollo que acababa de comprar en el supermercado.
Para que nos hiciéramos una idea de lo que estaba ocurriendo, el consumidor ha publicado un vídeo junto a su tweet. En él podemos percatarnos de que en el agua que suelta la carne durante su cocción, aparece un extraño color amarillo. De esta forma, lo ha comparado con dos filetes comprados en una carnicería, en los cuales no aparece dicho color amarillo.
Mercadona acusado de practicar con frecuencia la reduflación
El supermercado de Juan Roig lleva meses perdiendo clientes debido a la subida desmesurada de la mayoría de sus productos. Aunque sin duda, uno de los problemas más frecuentes que destacó en redes sociales, es la reduflación. Una práctica llevada a cabo con frecuencia dentro del supermercado para aumentar los beneficios a medida que disminuye sus pérdidas.
Se trata de una estrategia donde el supermercado disminuye la cantidad proporcionada dentro del producto, mientras que su precio aumenta debido a la inflación. En el caso de que dicha bajada de cantidad no sea especificada en el envase para que el cliente se pueda percatar de ello, es denunciable. Por lo que se tiene que tener especial cuidado a la hora de realizar dicha práctica.