Las nuevas normas como consecuencia de la nueva normalidad provoca el malestar de algunos usuarios
Aunque poco a poco se va recuperando el ritmo de vida normal, la pandemia del coronavirus ha hecho mella en todos los sectores. Uno de los más problemáticos son los bancos, ya que a la seguridad necesaria de por sí para evitar robos, hay que sumarle una delicadeza extrema para evitar contagios. Y las decisiones que se han tomado no contentan a todo el mundo. Que se lo pregunten al Banco Santander.
Y es que la oficina de un banco, antes de las restricciones del coronavirus, era un foco muy importante de trasiego entre personas, de superficies que tocaba todo el mundo y ni que decir tiene el dinero, que va de mano en mano con muchísima facilidad.
Nuevas medidas
Por tanto a nadie le debería extrañar que se haya realizado un sinfín de cambios dirigidos a aumentar la seguridad. Si a esto le sumamos los efectos devastadores de la pandemia en materia económica y el hecho de estar en pleno mes de julio y por tanto, periodo vacacional para muchos…
Entre ERTEs, vacaciones de empleados, un menor tránsito de clientes debido al miedo al contagio y a la cada vez más facilidad de acceder a todas las transacciones de forma telemática, nos encontramos con una decisión rotunda que se ha visto obligada a tomar el Banco Santander.
Seguramente por la baja de personal, por las medidas del Covid-19 y por el hecho de estar en pleno mes de julio, se ha juntado en una decisión. Se han cerrado algunas oficinas, al haber muchas muy cercanas, y se ha reducido el horario de atención personal de 9 a 11 de la mañana.
Maltrato al cliente
Esto ha provocado el enorme enfado de muchos de sus clientes, que se encuentran con colas interminables en algunos puntos clave de ciudades grandes. Y así se lo han hecho saber de forma inmediata a través de las redes sociales.
De hecho, el enfado de los clientes es enorme, ya que consideran que El Banco Santander, a través de la adopción de este tipo de medidas, maltrata al cliente, algo que no debería permitirse en una empresa tan importante como la de la familia Botín.