Cae en la final ante Borges por 6-3 y 6-2 pero se marcha con un buen rodaje de cara a los Juegos
Rafa Nadal se quedó a las puertas de morder un nuevo trofeo. A sus 38 años, en la final 131 de su carrera, no pudo sumar su título número 93. Perdió en el desenlace del ATP 250 de Bastad ante el portugués Nuno Borges por 6-3 y 6-2, en una hora y 26 minutos. Hay que viajar hasta 2015, en el Mutua Madrid Open y ante Andy Murray, para encontrar la última vez que el balear caía en una final sobre tierra batida.
Nadal se tomó el torneo de Bastad como rodaje de cara a los Juegos de París. Tras caer en primera ronda de Roland Garros ante Zverev, descartó la hierba de Wimbledon. Quería seguir sobre el polvo de arcilla. Todos los pasos iban encaminados para exprimir al máximo el sueño olímpico.
Reflexiones tras el torneo de Bastad
A pesar de no poder ganar su final número 64 en tierra batida (de las 72 disputadas), Nadal se marcha de Bastad, torneo que jugó y conquistó por última vez en 2005, con un buen rodaje de cara a los Juegos. Si bien faltó el título, el mérito de Nadal es incuestionable tras un 2023 en blanco por su lesión en el Open de Australia y su complicado regreso esta temporada.
“Ha habido momentos muy buenos en la semana. Hoy no ha sido mi mejor día, pero ha sido una semana positiva. He disfrutado, no sé si volveré, probablemente no pero muchas gracias por todo el apoyo y cariño recibido”, apuntó Nadal en pista. En rueda de prensa, añadió: “He jugado muy mal en la final. No puedo decir que estoy satisfecho con mi tenis porque el nivel de juego ha estado lejos del que venía haciendo en los entrenamientos anteriores.
Problemas con el saque y el desenlace del partido
El inicio del encuentro no difirió mucho de lo visto en los anteriores. Nadal se mostró muy irregular con su saque. Borges, que llegó a la final con 6 horas de juego en sus piernas frente a las 12 de su rival, se anotó el primer juego al servicio y, a partir de ese instante, se sucedieron los breaks a cada lado de la red. Se llegó al 4-2 a favor de Borges sin que Rafa se hubiera anotado juego alguno al saque (acabó la manga con solo un 58% de acierto en su primer servicio).
Un pequeño cambio de tendencia se atisbó en el arranque del segundo set. Por primera vez, el balear salvó un juego en el que su rival dispuso de una opción de break. Subió otro peldaño tras conectar varias derechas ganadoras. Era cuestión de seguir picando piedra y esperar una oportunidad. La remontada se esfumó cuando Borges se llevó al resto el quinto juego (3-2). La final quedó sentenciada. El luso cerró el set para ganar su primer título ATP.