La administración de Joe Biden toma medidas para prohibir la venta de vehículos chinos conectados a Internet
La administración de Joe Biden ha anunciado una propuesta para prohibir la venta de vehículos chinos conectados a Internet, alegando motivos de seguridad nacional. La normativa, impulsada por el Departamento de Comercio, también incluiría cualquier software o hardware de origen chino en vehículos fabricados por compañías occidentales.
Esta medida se enmarca dentro de una serie de acciones que ya han afectado a otros sectores como la inteligencia artificial y los semiconductores. La prohibición busca prevenir que potencias extranjeras puedan acceder a datos confidenciales o sabotear los sistemas de los vehículos a través de conexiones remotas.
La normativa entraría en vigor entre 2027 y 2030
El plan de prohibición establecido por la administración de Biden entraría en vigor en 2027 para el software y en 2029 o 2030 para el hardware. Además, no solo afectaría a las empresas chinas, sino también a las rusas, en un esfuerzo por proteger la infraestructura tecnológica estadounidense de posibles riesgos.
Según informes de Reuters, los fabricantes de automóviles han solicitado tiempo adicional para adaptarse a estas nuevas regulaciones. El asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, advirtió sobre los riesgos potenciales, afirmando que millones de vehículos podrían ser controlados de manera remota, causando accidentes o interrupciones masivas en caso de sabotaje.
La industria automovilística en Estados Unidos enfrentará grandes desafíos
Uno de los principales problemas que enfrentará Estados Unidos con esta prohibición será la dependencia del hardware chino en la fabricación de vehículos. China domina gran parte de la cadena de suministro de componentes esenciales para los automóviles eléctricos, como baterías y semiconductores, lo que plantea un reto significativo para cumplir con las nuevas regulaciones.
Aunque se contempla la posibilidad de que algunas empresas demuestren que sus proveedores chinos no están involucrados en prácticas de recopilación de datos ilegales, Financial Times considera que este sería un escenario poco probable y muy difícil de auditar.