Un usuario visiblemente enfadado saca a la luz un contubernio que tiene con este operador
Cada vez está más generalizado la existencia de problemas graves de comunicación entre empresas como Vodafone y sus clientes. Quien dice Vodafone puede decir Movistar, Orange, Securitas Direct, Iberdrola… da lo mismo el sector. Los sistemas de comunicación con los clientes son cada vez más deficientes. Es paradójico, pero a mayor avance tecnológico, peor.
Porque antiguamente se sabía de sobra que solamente existían tres maneras de comunicarse. Llamada de un teléfono fijo a otro, con una persona que respondía la llamada. Acudir personalmente a la tienda. O enviar un escrito, generalmente por correo postal.
La tecnología se lleva todo por delante
Suena prehistórico pero ese sistema funcionaba. Ahora la tecnología se ha apoderado de todo. Y la necesidad de ahorrar costes para poder cuadrar mejor las ofertas también suponen una losa. Ahora llamar a una de estas empresas requiere mucha paciencia.
En primer lugar porque nos salta el clásico operador que te dice que pulses un número determinado en función de lo que necesites. Muchas veces no existe una opción que se ajuste, así que esperamos para que nos atienda una persona física.
El caso insólito en Vodafone
Pues resulta que esa persona física casi siempre es del departamento incorrecto. Te dicen que te van a pasar con otro departamento y en ese momento si comunica o no responde nadie, se corta la llamada. Nunca vuelves a la persona anterior para buscar una solución.
También es frecuente que un departamento tramite alguna gestión, por ejemplo, el dar de baja, pero que no de parte, que se yo, al departamento de cobros. Y que te sigan cobrando. Pero lo que le pasó a un cliente de Vodafone todavía tiene menos explicación. Lleva cuatro meses quejándose de que Vodafone le da de alta sin su consentimiento. Ni una denuncia por ususpación de identidad soluciona el conflicto. De locos.
