Un bufé libre en Bilbao se ha vuelto viral tras implementar una controvertida política: cobrar dos euros por cada plato que los clientes no terminen
La polémica comenzó cuando una reseña negativa en redes sociales criticó al bufé por obligar a los clientes a comer rápido y penalizarlos por dejar comida. La respuesta de los dueños fue clara: en una hora y media que se permite para comer, hay tiempo suficiente para disfrutar de la comida sin prisas. Además, justificaron el suplemento de dos euros como una medida contra el desperdicio de comida.
Una medida polémica pero con propósito
El bufé libre de Bilbao defiende su política afirmando que es una forma de luchar contra el desperdicio de alimentos. Los dueños explican que, en un sistema de bufé libre, es común que los clientes se sirvan grandes cantidades de comida que luego no consumen. Esta práctica no solo genera una cantidad significativa de desperdicio, sino que también incrementa los costos operativos del restaurante.
Alfonso Arús, conocido presentador, comentó sobre la situación en su programa, señalando que “aquí si que hay que acabárselo todo, no vale dejar nada en el plato”. Aunque algunos tertulianos, como Angie Cárdenas, ven sentido en la medida y sugieren que los clientes se sirvan porciones pequeñas para probar antes de llenarse el plato, otros, como el propio Arús, disienten. “Te echas mucha cantidad porque es absurdo hacer luego tres viajes”, argumenta.
Diferentes opiniones sobre la política del bufé
La política del bufé ha generado opiniones divididas tanto entre los clientes como en los medios de comunicación. Mientras algunos entienden y apoyan la medida como una forma responsable de gestionar los recursos, otros la consideran excesiva e injusta.
Marc Redondo, por ejemplo, compartió su propia queja relacionada con un bufé que visitó recientemente. Relató que solo le proporcionaron un plato de postre y cuando pidió uno más grande, le dijeron que no tenían. Tatiana Arús respondió que la solución es simplemente levantarse más veces a servirse.
Por otro lado, la tertuliana Angie Cárdenas señaló que “hay gente que es el ansia viva que se pone unas cantidades… ponte un poquito y si te gusta, te echas más”. Esta perspectiva sugiere un enfoque más equilibrado, donde los clientes pueden probar diferentes platos sin desperdiciar comida.
Un debate sobre la cultura del bufé
El debate sobre esta medida del bufé libre de Bilbao refleja un problema mayor en la cultura de los bufés: el desperdicio de comida. En muchos bufés, la tentación de servirse grandes cantidades de comida puede llevar a un desperdicio significativo. La política del cobro por plato inacabado busca incentivar a los clientes a ser más conscientes de las porciones que se sirven.
Alfonso Arús añadió una perspectiva interesante, argumentando que si la comida no es buena, la culpa podría ser del cocinero. “Si yo voy con hambre, con el deseo de comer y luego no me lo acabo, a lo mejor la culpa es del cocinero que no lo ha hecho bien”, comentó.