Un duro escándalo se ha desatado producto de la falta de garantías emitidas por la compañía a sus usuarios
Iberia como las demás compañías prestadoras del servicio aéreo, ha tenido que pasar un duro momento surgido del imprevisto de la pandemia. Muchos vuelos cancelados y otros tanto reprogramados han terminado en una dura polémica que se ha trasladado al escarnio público replicado a través de las diferentes redes sociales.
Twitter ha sido la que más migas ha hecho con el tema, y en donde se puede ver a través de los hilos informativos las reacciones en cadena. Y es que han usado una estrategia que parece no servir para nada, la entrega de unos bonos que buscan mitigar el impacto, que hasta el momento se denuncia no han ayudado.
Las denuncias complican la visual de la empresa respecto a la opinión pública
Aquellos bonos eran una manera simple y efectiva de poder decirle a la gente que la empresa estaba de su lado. Devolver con retribuciones a pequeña escala les daba la tranquuilidad que buscaban para extender los plazos de re programación. Pero no sirven, o no los aplican y eso ha llevado a generar un escándalo de letras mayúsculas.
Trasladándose a los escenarios más visibles, personas del común admiten estar enfadados por la gestión interna. Exigen devoluciones que la compañía ha omitido pagar, y han hecho que el prestigio se vea seriamente afectado. Es más, en algunos relatos se puede ver como han dilatado los procesos, y de qué manera han escondido sus responsabilidades.
Otras movimientos continúan generando especulaciones entre el público
Y lo peor ha llegado al final, algunos vuelos de mucho tiempo atrás que han sido movidos, han sido la catapulta al mal momento. Al correr las fechas, obligan a la gente a tener que pagar esos traslados sin justificaciones algunas. Las personas argumentan verse afectadas al igual que ellos con las medidas al coronavirus, y este tipo de temas es algo que se les escapa por completo de las manos.
Vaya situación, la penumbra en la que se ha visto envuelta la compañía es absoluta. No hay respuestas y lo más lógico es que empiecen a caer las demandas oficiales. Por lo pronto las repercusiones siguen al caer, y cada día más se va sumando gente a la inconformidad general que este tipo de cosas supone.