Lejos de alimentar tensiones, ambos pilotos han optado por la unidad en Ducati, dejando claro que el verdadero objetivo es conquistar el título de MotoGP
En un momento clave de la temporada, Marc Márquez ha decidido desactivar cualquier posible chispa de conflicto con Pecco Bagnaia, priorizando el trabajo colectivo por encima del duelo personal. El piloto español, lejos de alimentar la narrativa de rivalidad, ha dejado claro que su foco está en conquistar el campeonato mundial de MotoGP con la Desmosedici. Esta madurez ha transformado el ambiente dentro del box de Ducati, que ahora se presenta como una fortaleza blindada ante cualquier polémica externa.
El ilerdense se siente cómodo, competitivo y más sereno que nunca. Sus actuaciones en pista reflejan esa calma interior que ha logrado tras años de presión. Mientras tanto, Bagnaia, que aún busca reencontrarse con su mejor nivel, ha sabido adaptarse a una nueva dinámica donde la colaboración es la clave. Ambos forman una dupla que, más allá de los tiempos en clasificación, impone respeto en todo el paddock.

Sin tensión ni egos: declaraciones que confirman el cambio
Marc lo resumió con palabras que resuenan en todo el campeonato, “Tengo otra mentalidad. Hoy disfruto más y no tengo la obsesión de ganar cada domingo como en 2019”. En ese mismo tono, confesó antes del Gran Premio de Jerez que lo importante es que el trofeo se quede en Borgo Panigale, sin importar si lo levanta el #93 o el #63. Es una declaración de intenciones que refuerza la visión global de la marca y relega la competencia interna a un segundo plano.
Del otro lado del garaje, Pecco Bagnaia también ha decidido desmarcarse de la tensión. Reconoce en Márquez no solo a un campeón, sino a un gran compañero. “Hablamos de estrategias cada fin de semana y eso nos hace mejores como equipo”, señaló. Su actitud refleja madurez y una comprensión profunda de lo que implica representar a Ducati en una temporada que exige compromiso total y cero fricciones.
La nueva fórmula ganadora que amenaza al resto de marcas
Este entendimiento mutuo ha cambiado las reglas del juego en la categoría reina. Con dos campeones del mundo pedaleando en la misma dirección, la marca italiana se coloca como favorita en la pelea por el título. La combinación de talento, experiencia y trabajo en equipo que ofrecen Marc Márquez y Pecco Bagnaia convierte a Ducati MotoGP en una amenaza difícil de igualar, especialmente para rivales como Aprilia, KTM y Yamaha.
A medida que la temporada avanza, todo apunta a que este pacto tácito en el box puede ser el gran diferencial. Ya no se trata de quién gana más carreras, sino de quién consigue que el escudo rojo vuelva a lo más alto. Y por ahora, Ducati Corse juega con dos ases.