Los murciélagos quieren al extremo en su ataque como argumento sólido de mejora miento estructural en su plantilla
El descenso parece ser la inclinación más lúcida para el Levante UD, sin embargo no todos sus jugadores van a caer junto al equipo en caso que se termine consumando. Existen algunos ejemplos de nivel como el de Jorge de Frutos al que el Valencia parece no querer dejar en paz al menos hasta el comienzo del verano.
La presión ejercida por parte del cuadro che tiene tintes de continuidad. Buscan a este jugador por lo que ofrece, por la capacidad individual que tiene y sobre todo, por cómo se ha desempeñado su tema contractual. Un as bajo la manga que Pepe Bordalás quiere ejecutar indicando a la dirección deportiva para que tarde lo menos posible.
Absolutamente convencidos desde el Valencia creen que van a quedarse con De Frutos este verano
Las exigencias de Bordalás están encaminadas a un hecho y es que el equipo va a tener varias ausencias en esa zona a partir del mes de junio. Dos de los cedidos se van y con ello atienden a una preocupación evidente, lo que hace pensar que ante la eventualidad de un descenso Jorge de Frutos va a ser una pieza débil y atacable.
En ese orden de ideas han empezado a trabajar, sobre todo porque el jugador se ha mantenido a nivel. Siempre fuerte en su zona, ha sido baluarte de las pocas incursiones positivas de los granotas en esta levantada. Es el eje de ataque, por donde pasan todas las pelotas de banda y uno de los más efectivos.
Levante no la quiere poner tan sencilla
El 50% del pase sigue siendo propiedad con el Real Madrid y ahí toca analizar qué se decide desde allí. Lo que si es cierto es que Levante no quiere ceder de una forma tan simple. Ellos saben a qué se enfrentan y sobre todo a qué clase de jugador le están apuntando.
Por eso han pretendido hacerle saber que buscan su continuidad. Ya sea en primera o en segunda, van a disponer de todas sus armas para mantenerlo y evitar que el equipo sea desmantelado en su zona más fuerte. Mucho tendrá que ver el argumento, y las capacidades económicas ofrecidas para que el extremo acabe aceptando.