Una década de gestión con poco margen de beneficio y rechazo de la afición
Tras diez años al frente del Valencia CF, Peter Lim se encuentra en una encrucijada: su interés por el club ha disminuido drásticamente debido a la falta de rentabilidad en sus proyectos y el continuo rechazo de la afición. Sin inversión significativa, con un equipo que ha dejado de competir en la élite europea y sin grandes márgenes en la compraventa de jugadores, la venta se ha convertido en su única salida viable.
Sin embargo, el empresario singapurense no está dispuesto a desprenderse del Valencia a cualquier precio. Según declaraciones de Layhoon Chan, la actual presidenta, Lim sigue esperando una oferta que considere justa, pese a que la caída de la Actuación Territorial Estratégica (ATE) redujo el valor del club.
En un intento de revalorizar la entidad, la directiva ha conseguido un acercamiento con las instituciones y ha logrado reactivar las obras del Nuevo Mestalla, que se reanudaron el pasado 10 de enero. No obstante, la gran incógnita sigue siendo la financiación, ya que Lim no quiere comprometer su propio capital para completar la construcción.
Un equipo sin refuerzos y riesgo de descenso
Más allá de las dificultades económicas, el mayor obstáculo para la venta es el rendimiento deportivo del equipo. Aunque estar en Primera División debería ser un factor clave en la valoración del club, la directiva no ha mostrado urgencia por reforzar la plantilla ni mejorar su competitividad.
Desde Singapur, no se han autorizado inversiones para elevar el nivel del equipo, a pesar de que el riesgo de descenso es real. La directora financiera, Inma Ibáñez, ha evaluado el impacto de un posible descenso a Segunda División, y lo ha calificado de “llevadero”, lo que indica que el club contempla esta posibilidad sin gran preocupación.
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La afición, clave para la permanencia y la estabilidad del club
En este panorama de incertidumbre, la afición valencianista se perfila como el principal pilar para evitar un desastre mayor. Mestalla será, una vez más, el lugar donde el equipo luchará por la permanencia, mientras los seguidores tratan de sostener al club ante la falta de un proyecto sólido desde la directiva.
Mientras tanto, Peter Lim sigue diseñando su estrategia de salida, con el objetivo de maximizar su rentabilidad en la venta y dejando abierta la incógnita de quién será el nuevo propietario y bajo qué condiciones tomará el control del Valencia CF.