Pepe Mel no ocultó su frustración tras la contundente derrota del Tenerife ante el Granada. Con un discurso sincero y directo, el entrenador dejó claro que el rendimiento mostrado no cumple con sus expectativas ni con las de la afición
El Tenerife atraviesa uno de sus peores momentos en la temporada, acumulando derrotas dolorosas que lo mantienen en la última posición de la Segunda División. Tras la reciente remontada sufrida ante el Zaragoza en casa, la visita a Granada fue un nuevo golpe para el conjunto chicharrero, que encajó un contundente 4-0.
La frustración ha alcanzado su punto máximo, y así lo dejó claro Pepe Mel en la rueda de prensa posterior al partido, donde no se guardó nada. El técnico ofreció un discurso tan directo como polémico, en el que dejó en evidencia su molestia con el rendimiento del equipo y su disposición a provocar una reacción interna.
Pepe Mel: “Meterles el dedo en el orgullo para que espabilen”
Mel fue contundente al expresar su enfado con la actitud de sus jugadores. “Que los jugadores estén heridos en su orgullo es lo que busco”, comentó, en referencia al bajo nivel mostrado por su plantilla en los últimos partidos. Sin rodeos, declaró que no tiene otra opción que presionar a sus jugadores al límite: “Me encargaré de meterles el dedo, con perdón de las señoras, en el culo para que espabilen”. Esta frase, aunque polémica, refleja la desesperación del entrenador ante un equipo que, según sus palabras, no ha estado a la altura.
El discurso de Mel no solo apuntó a los futbolistas, sino también a él mismo. En un tono autocrítico, reconoció que revisará sus propias decisiones tácticas y de gestión, admitiendo que su responsabilidad es encontrar la fórmula para cambiar la dinámica. A pesar de ello, el técnico destacó que llegaron “muy mermados” a este encuentro, señalando las bajas que afectaron al equipo, aunque sin poner excusas claras ante la abultada derrota.
Un mensaje de alerta y necesidad de reacción inmediata
El tono de Pepe Mel fue más allá de una crítica puntual, envió una clara advertencia sobre la urgencia de un cambio inmediato en el rendimiento del equipo. “No podemos seguir en este camino, porque la Segunda no perdona”, señaló, insistiendo en la importancia de que cada jugador asuma su rol y aporte al máximo. Mel dejó entrever que aquellos que no estén comprometidos podrían perder su lugar en el once titular.
Sin duda, el Tenerife enfrenta semanas decisivas y el tiempo juega en contra. El técnico ya ha dejado claro que no tolerará más actuaciones como las de Granada, y su mensaje es un llamado de atención tanto para los jugadores como para la afición. La reacción no puede esperar más, y Mel lo sabe.