El todavía colaborador de Movistar no se atreve a dar un paso al frente más allá del llamado directivo
Siempre ha existido ese vínculo que une a Abelardo con el Sporting de Gijón, al punto que es en este momento el principal candidato a tomar las riendas de un club que viene en picada. No obstante, que ese sea un llamado no quiere decir que lo vaya a aceptar, todo lo contrario, sus decisiones están marcadas por conceptos personales.
El entrenador sabe o entiende que sus decisiones no pueden estar limitadas por el factor emocional, ya que recibió un pago muy duro en su momento cuando fue señalado por los resultados que en su última etapa tuvo. Un castigo muy severo según él, que no correspondió a la labor que desempeñó hasta entonces.
El compromiso de Abelardo está alejado de las normas en el Sporting de Gijón
Uno de los próceres de las épicas en la institución es siempre el llamado a apagar los incendios. Siempre menos ahora que tal parece ha impuesto su pensamiento por sobre lo que le conviene o lo que mejor se le adapta al club de sus amores. El entrenador está cómodo en su faceta, y esperaría por un proyecto mejor encaminado.
No lo ha descartado, pero ha recalcado lo que le han hecho vivir a él y a su familia cuando tuvo la seguidilla de malos resultados. No ha sido una experiencia positiva ni mucho menos, Abelardo sufre el fútbol como ninguno otro. En aquel momento se arrepintió de no cerrar su etapa en el momento exultante, y haber extendido el vínculo acabó siendo nefasto moralmente.
El respeto por los nombres que están a cargo y su compromiso con la cadena le impiden
Por otro lado hay que recalcar que se ha abstenido de pronunciarse sobre todo por respeto a los colegas que hoy comandan el proyecto. Como eje de cualquiera de estos llamados, sabe lo que genera que desestabilicen la labor de otro cuando la prensa lanza nombres a diestra y siniestra.
Además, con Movistar está feliz, de hecho viene de comentar el partido en Turquía donde el FC Barcelona venció sin sobresaltos al Galatasaray tras haber iniciado perdiendo el partido. Habrá que ver cuáles son los matices que agarra ese hecho, y si finalmente termina por decidirse o se mantiene.
