Tras una derrota aplastante, el expresidente empieza a considerar seriamente la opción de vender sus acciones, una decisión que siempre rechazó, pero que ahora podría marcar el final de su largo pulso por recuperar el control del club
Lo que parecía la última gran jugada de Del Nido Benavente se convirtió en su mayor derrota desde que inició su cruzada por recuperar el Sevilla FC. La esperada Junta de Accionistas se saldó con un golpe certero, los inversores americanos decidieron alinearse con el actual Consejo, dejando sin efecto cualquier intento de remoción del presidente Del Nido Carrasco. La sala, abarrotada y enardecida, fue escenario de un clima irrespirable, entre abucheos, acusaciones cruzadas y un griterío que anuló toda posibilidad de diálogo.
Ni los argumentos jurídicos ni las apelaciones al reglamento sirvieron de escudo. A Del Nido se le negó el voto por encima del 25 % del capital, a pesar de su insistencia en contar con la aprobación del CSD para ejercer el 52,11 %. La dirección del club se respaldó en resoluciones judiciales y en el pacto de gobernabilidad de 2019, estableciendo una barrera inquebrantable que volvió inofensiva cualquier arremetida del expresidente. “El ataque permanente perjudica la estabilidad de la entidad”, señalaron desde la mesa con dureza.

Las cifras sentencian un ciclo que se apaga sin remedio
A medida que se fueron desgranando las votaciones, las cifras confirmaron el jaque mate, más del 76 % de los votos blindaron al actual Consejo frente a las mociones impulsadas por Del Nido Benavente. Las sonrisas cómplices entre Juande Dios Crespo y Lucas Fernández de Bobadilla, visibles antes del inicio de la sesión, adelantaban lo inevitable: no había margen para la sorpresa ni para una revuelta accionarial.
Pese al varapalo, Del Nido no dio señales de renuncia. Declaró públicamente que es momento de reflexionar, aunque en los hechos optó por continuar el camino judicial presentando una nueva denuncia al finalizar la Junta. Sin embargo, dentro de su entorno ya se habla de la posibilidad que más tiempo ha evitado, vender sus acciones y cerrar su etapa en Nervión. Una salida amarga, pero cada vez más necesaria ante una realidad que lo empuja fuera del tablero.
Un adiós que empieza a escribirse en silencio
En apenas unas horas, Del Nido pasó de agitador a figura aislada. Lo que en otro momento habría sido una contienda disputada, terminó en una derrota política sin paliativos. Su discurso perdió fuerza, su estrategia perdió aliados, y el club cerró filas en torno a una gestión que, sin ser brillante, ha logrado contener el caos institucional.
Aunque aún le queda el camino de los tribunales, el Sevilla FC parece haber iniciado una etapa donde el pasado reciente empieza a quedar atrás. Si se confirma la venta de sus acciones, será el punto final de una era marcada por la ambición, la confrontación y una obsesión que terminó devorando al propio Del Nido Benavente.