Valiéndose de su director deportivo la entidad andaluz busca cerrar su más directo deseo este mismo verano
Sigue existiendo un fuerte indicio que muestra la fuerza con la que empujan Sevilla e Ivan Rakitic porque se de un acuerdo entre partes. El croata ha desestimado el restante de opciones que nacen a partir de su delicada situación contractual con tal de marcharse a la que fue su casa recién desembarcara en España tras un paso consagrado en Alemania.
El sentimiento es un campo que no se puede echar por bajo, y menos si se suma a esto que la ciudad es para Ivan una tentación familiar, pues de allí es su esposa. Sin embargo, el Barcelona ha estado un poco reticente, y espera poder sacar réditos económicos teniendo en cuenta que aún le resta un año de contrato y que la idea es no renovarle.
La amenaza incluye posibilidad de pérdida sin pagos y una rebelión del jugador poco favorable para el elenco culé
Una vez se supo que Rakitic deseaba con toda sus fuerzas marcharse a Sevilla, es que se ha dado soltura al campo de sus chances. Incluso bromeando Rakitic declaraba ante un medio que no sabía si Monchi había perdido su teléfono, tema que ha quedado descartado, porque la información es que ya se han contactado, y ya han acordado condiciones.
La idea es que tome la ficha que venía obteniendo Ever Banega, y quedaría al margen de los mejores pagos del club. Incluso se mejoraría este item, que ni así puede llegar al nivel que se maneja en la actualidad en el FC Barcelona. Y por más que ello contiene mucha masa de fondo, ellos no van a sumar pagos exagerados por un jugador de 32 años, por muy buen nivel que tenga en la actualidad.
El precio que exige Bartomeu no coincide con el que Monchi quiere pagar
Hasta acá el único y gran inconveniente es que la directiva catalana está en desacuerdo con los estipulados en relación que pretende meter la directiva sevillista. Por un lado creen que 10 millones de euros es un precio justo, a un año de finalizar el contrato, y con el talento del jugador como prenda de garantía. Del otro lo consideran exagerado y ahí se frena todo.
Monchi fiel a su estilo cree que el valor que vayan a pagar es netamente simbólico. No van a llegar a los 10 millones de euros, ni nada por el estilo, sino que más bien meten un valor que soporte el trato y legalice todo de una forma mucho más certera, sin tener que esperar para dar moldura este mismo verano. Hay todavía muchos temas a tratar, pero lo que es claro es que el jugador lo tiene todo para decidir.
