Una jornada previa que nadie podía imaginar
Es difícil de creer, pero está ocurriendo. El Real Madrid no ha entrenado, no ha ofrecido rueda de prensa con Ancelotti ni con Modric, y no ha acudido a la cena oficial de la RFEF previa a la final de la Copa del Rey. El equipo está encerrado en el hotel, en completo silencio institucional. El ambiente es tenso, caldeado, casi irrespirable.
¿Un comunicado explosivo en camino?
Los abogados del club blanco ya trabajan en un comunicado oficial en el que se exigirá una disculpa pública por parte del colectivo arbitral. ¿El motivo? Una rueda de prensa insólita en la que el árbitro designado para la final, Ricardo de Burgos Bengoetxea, denunció entre lágrimas el acoso que está sufriendo él y su familia, en parte —según insinuó— por los vídeos de presión arbitral que el Real Madrid publica antes de cada partido.
¿Final suspendida? El escenario más inesperado
Sí, lo que parecía impensable podría hacerse realidad: el Real Madrid podría volverse a casa sin jugar la final. Así lo han dejado entrever fuentes cercanas al club, que consideran que la rueda de prensa del árbitro ha condicionado completamente el partido y ha roto cualquier sensación de imparcialidad.
Estamos ante una situación sin precedentes. La tensión entre el Real Madrid y el estamento arbitral ha llegado a un punto de ruptura total, con el club sintiéndose atacado públicamente y, por lo tanto, injustamente tratado antes del choque más importante del año.
El árbitro, entre lágrimas, rompe el silencio
Durante la controvertida rueda de prensa, De Burgos Bengoetxea rompió a llorar al hablar del acoso que sufre su familia. Con tono emocional, pidió que cesara la campaña de presión y señaló, sin nombrarlo directamente, al Real Madrid como uno de los responsables de ese ambiente hostil.
La pregunta ahora no es quién ganará la final. La pregunta es si habrá final.
