El mediocentro canario se ha convertido en el motor silencioso del Barça y amenaza la gran cita de Sevilla
En Valdebebas no se habla de otra cosa: Pedri González es la mayor amenaza de cara a la final de la Copa del Rey. Carlo Ancelotti, siempre prudente, no lo ha dicho públicamente, pero en privado ha trasladado su preocupación a su cuerpo técnico. El estado de forma del canario es una auténtica pesadilla para el Real Madrid y podría ser el factor diferencial que decante la final.
Un pulmón que marca el ritmo
A diferencia de años anteriores, en los que las lesiones limitaron su impacto, Pedri llega a la final con más de 4.000 minutos en sus piernas y un nivel físico inédito. Solo se ha perdido un partido en toda la temporada, y fue por una gastroenteritis. En lo físico, ha pasado de ser una promesa frágil a un todoterreno incansable.
Las cifras no mienten: 18 recuperaciones ante el Mallorca, 17 frente al Celta. Ningún otro centrocampista en Europa iguala sus números defensivos, y eso en un jugador que además distribuye con un 92% de acierto en el pase, aporta creatividad y acelera el juego desde la base.
Una amenaza táctica para el plan de Carletto
El cuerpo técnico blanco sabe que si Pedri domina el centro del campo, al Madrid se le puede hacer larguísima la noche en La Cartuja. Su capacidad para controlar el ritmo, cortar transiciones y evitar pérdidas es oro puro en un contexto de final, donde cada detalle cuenta. Es el equilibrio que todo equipo necesita.
Ancelotti ya ha empezado a analizar alternativas. Modric podría tener un rol más contenido, Tchouaméni sería clave en la presión alta, y Bellingham deberá ser más solidario sin balón. El plan del Madrid pasa por neutralizar al ‘8’ del Barça.
Sin Pedri no hay paraíso… pero con Pedri, el Madrid sufre
El dato es claro: con Pedri en el once, el Barça ha ganado el 79% de sus partidos esta temporada. Sin él, el porcentaje cae por debajo del 50%. Por eso, su presencia en la final es una losa psicológica para el equipo blanco, que ya sufrió con él en la Supercopa.
La final está en el horizonte, pero en el banquillo del Madrid saben que Pedri es el hombre a batir. Y si no lo frenan… la Copa podría escaparse.
