El regreso de público a las gradas genera conflicto de intereses
Desde un punto de vista social, es para alegrarse el hecho de que permitan, de forma paulatina, la vuelta de público a los estadios. Sin embargo, si nos metemos en la piel de los aficionados, esta situación genera un evidente conflicto de intereses. Un ejemplo claro es el Betis, donde la vuelta al estadio ya genera debate en la calle.
Porque claro, a nivel de la sociedad, tras ya más de un año horrible, cualquier avance es motivo de celebración. Si pueden entrar 2000 privilegiados a ver un partido de fútbol, es una buena noticia. Pero resulta que no son miles, sino millones, las personas que lo han pasado mal en esta etapa.
Nadie se ha librado de la pandemia
El que no se ha cruzado con el dichoso virus, lo ha sentido cerca en amigos o familiares. Y los que han tenido la suerte de no cruzarse con la amargura de la enfermedad, ha visto cómo su negocio, su tienda, su bar, se hundía al no poder hacer frente a las facturas.
Pues si sumamos todos estos argumentos y los metemos en un club como el Betis, donde la pasión con la que se vive es enorme y la masa social superior a 50.000 personas, la polémica está servida. ¿Qué criterios se debe seguir para volver al estadio tras año y pico de pandemia?
Volver al estadio a ver al Betis
El debate se instala en dos frentes. Por un lado, el público debe ayudar al equipo a lograr sacar adelante los partidos. El Benito Villamarín al completo es de los estadios que más fuerte presionan. Pero claro, si solo van a permitir, como este pasado fin de semana en algunos campos, un máximo de 5.000 personas… ¿quién va?
Hay quien cree que deben ir los socios más antiguos. Otros, en cambio, prefieren que vayan los que más ruido hacen y animan todo el rato. El debate está en la calle y preocupa mucho. Y es que las ganas de acudir al estadio Benito Villamarín a disfrutar del Betis son enormes. De momento, ya tendrá que ser a la vuelta del verano, que con un poco de suerte, las vacunas avanzan y se podrá ampliar el número de aficionados.