El brasileño se ha convertido en pieza clave, pero su continuidad está en el aire
El Real Betis vive con preocupación la situación de Antony, el extremo brasileño que ha revolucionado al equipo desde su llegada en calidad de cedido. Pese a su corta estancia, su impacto en el juego ha sido inmediato, ganándose un hueco indiscutible en el esquema de Manuel Pellegrini. Sin embargo, su futuro parece escaparse de las manos del club verdiblanco por motivos económicos.
Antony llegó desde el Manchester United buscando minutos y confianza, dos elementos que encontró rápidamente en Heliópolis. En Old Trafford, su rendimiento quedó muy por debajo de las expectativas, motivo por el que los ingleses decidieron cederlo. La decisión resultó ser un acierto tanto para el jugador como para el Betis, donde ha vuelto a mostrar el talento que un día lo llevó a ser uno de los fichajes más caros de la Premier League.
El Betis, sin músculo financiero para afrontar el fichaje
El gran problema es el precio. Según fuentes del entorno bético, el Manchester United ya ha comunicado que no dejará salir a Antony por menos de 38,9 millones de euros, una cifra absolutamente fuera del alcance del conjunto andaluz. La noticia ha encendido las alarmas en el Benito Villamarín, donde todos asumen que mantener al jugador más allá de junio es, hoy por hoy, un imposible.
Aunque Manu Fajardo y la dirección deportiva quieren buscar fórmulas para lograr su continuidad, las limitaciones financieras son evidentes. El club no está en condiciones de hacer un desembolso de esa magnitud sin comprometer su estabilidad económica. El Betis ya ha descartado abiertamente acometer una operación de casi 40 millones de euros, pese a que consideran a Antony un futbolista diferencial.

Manchester United quiere recuperar parte de su inversión
Desde Inglaterra tampoco cederán fácilmente. El United pagó cerca de 95 millones por Antony y no quiere asumir una gran pérdida, por lo que su posición es firme: o se abona el importe solicitado, o regresará a Mánchester. Esta postura deja al Betis prácticamente sin margen de maniobra, salvo que los red devils acepten una nueva cesión con opción de compra, fórmula que ya se estudia desde Sevilla.
Mientras tanto, la afición bética empieza a asumir que lo de Antony puede ser un espejismo, una historia de amor fugaz que no tendrá continuación. El deseo de que siga es unánime, pero la realidad financiera es otra. Solo un gesto desde Inglaterra podría evitar que el Villamarín tenga que despedirse de una de sus grandes sensaciones del curso.