No valorará el hecho de tomar las riendas del club, si antes no le cumplen un capricho; así van las cosas en el cuadro celeste
Parece tener el tiempo contado el señor Óscar García. Su rendimiento al mando del club, aparte de la falta de riqueza en sus planteamientos ha dejado sin alternativa a los jefes máximos. Tendrá nada más que el compromiso del día de mañana para sacarle la idea a los jefes del Celta de imponer en su lugar a Marcelino García Toral.
Elche será el juez de un García que no ha dado muestras de mejora, y que esta temporada va por el mismo rumbo que deparó la anterior, rozando puestos de descenso. Marcelino, disponible y en boca de todos como el principal candidato a hacerse con el puesto, está en medio de una disyuntiva y ha elevado una exigencia que por curiosa que parezca, está en el ambiente.
De ninguna manera va a aceptar contactos intermediados, busca un proyecto serio desde el inicio
Para empezar a dejar claro el porqué Marcelino se ha mostrado tan crudo, hay que decir que esta posición es algo que va dejando en evidencia cuál es su manera de ver las cosas. Si bien tiene una excelente relación con el director general celtista, el señor Antonio Chaves, solo tomará el cargo si es que antes le contacta y le expone el proyecto el presidente, Carlos Mouriño.
Esta es una característica que siempre ha llevado impresa el entrenador asturiano, en donde quiera ha ido a dirigir. Lo hizo en Valencia, donde además cosechó buenos resultados, implementó un buen modelo de trabajo y dejó un camino abonado que la directiva luego se encargó de estropear.
Si no es uno, es el otro, pero la decisión parece estar tomada
Y claro, gusta de Marcelino muchas cosas, una de ellas es que es un entrenador que da oportunidades y hoy mismo le tienen a dos de sus pupilos en plantilla. Formó a Santi Mina y a Denis Suárez, y el Celta tiene un buen grupo de buenos jugadores que pujan por emerger al profesionalismo.
Sin embargo, en caso de no darse, tienen listo un plan B, y un plan C como quiera que se llame. El primero en asaltar esta idea es Míchel y en segunda línea está Abelardo. Ambos tienen en común con Marcelino el hecho de no tener un cargo asignado ahora mismo, lo que les abre la posibilidad de tomar el mando del club deportivo a partir de ahora. Todo se define en el Martínez Valero.